Muy contenta de haber presentado "Mixtura" en Madrid y haber participado junto a Genialogías en la presentación de "Sin regreso", de María Ángeles Maeso. Gracias a Marga Mayordomo y a Silvia Gallego Serrano por arropar mi libro, y a todas las amistades que nos acompañaron.
Marina Tapia
Blog para difundir mis actividades literarias y culturales.
lunes, 22 de diciembre de 2025
martes, 16 de diciembre de 2025
Reseña de "Mixtura" por Custodio Tejada en Literatura.es
"Un viaje por el lenguaje de una voz poética llena de música y símbolos, de espacio íntimo y otredad. 'Mixtura' representa una transubstanciación de la vida y el alma de Marina Tapia que se hace lenguaje mistérico para regalarse a nosotros sus lectores". Con estas bellísimas palabras, cierra el poeta Custodio Tejada la detallada reseña de mi Antología personal publicada en la revista Todoliteratura.es. ¡Un millón de gracias, Custodio!
"MIXTURA (Antología poética)" de Marina Tapia, poeta chilenoespañola, que nació en Valparaíso y vive en Granada. Aliar Ediciones, colección Averso. Diez libros más Exentos en diez años (2013-2024) que muestran toda una trayectoria poética, pero también existencial. 154 poemas y 250 páginas, más un gran prólogo que abre y desgrana las páginas en llamas de esta antología, firmado por el poeta Juan José Castro Martín, y después una “Nota inicial” de la misma autora que sirve de aviso y brújula para lectores navegantes. La ilustración de la portada es una pintura de la propia autora: un jarrón con un pájaro posado encima y que mira hacia atrás. La edición de Averso como siempre tan exquisita. Una poeta con una voz de tornaviaje, de ida y vuelta, de nexo entre dos orillas, de la otredad y el yo.
Escribe Gilbert Durand que las imágenes no valen tanto por las raíces que ocultan, sino por las flores poéticas y míticas que revelan. Y eso es lo que muestra toda antología: una revelación. Para la poeta Dionisia García: “La poesía, cuando es verdadera, es arte sin paliativos.” “La poesía es muy caprichosa, es el género por excelencia. Te exige ir por la vida con los ojos muy abiertos, estar en medio de todo.” “Porque el poeta, si es poeta de verdad, no sabe lo que hace. Son los otros, los lectores, quienes pueden dar su opinión sobre lo leído.” (Entrevista realizada por Natalia Carbajosa, Jot Down). Y así es cómo la escritura, y especialmente la poesía seduce y embriaga, trayendo a nosotros la fragancia de esa consciencia universal que nos habita y que está en todas partes y también afuera, el poeta es solo un vehículo para manifestar su presencia.
Sobre "Mixtura", de la poeta chilenoespañola Marina Tapia, escribe Jimy Ruíz Vega en su blog El Fescambre, en una reseña titulada "Digerir el mundo”: “Mixtura es una antología que pone al lector frente a una exposición de poemas en el que el yo lírico se deja ver en el tiempo, desde su estado de entusiasmo e inspiración, hasta de éxtasis y fervor por la naturaleza. (…) En Marina, la poesía está totalmente despojada de retórica, y la metáfora nunca impide ver la vida, antes bien, se pone a su disposición. Y Ángel Olgoso dice en la reseña “Mixtura de fuego”, en Moon Magazine (8-10-2025) que esta antología reúne sus diez “poemarios fundentes, hermosos, coherentes, insoslayables.” “Marina ha transmutado alquímicamente su vida, sus estados emocionales y los armónicos acordes de su voz poética en una decena exacta de volúmenes, de los cuales se recoge felizmente una amplia selección en esta mixtura”. “Un libro panorámico”, “un florilegio hermoso”, “una poeta verdadera e imprescindible”. ”En su poesía, todo está vivo y fresco, primoroso en sus proporciones y cadencia, pequeño y encantador pero sólido y profundo en vez de impresionante”. Y para Santos Domínguez Ramos la “Imaginación y sensibilidad se conjugan en la voz de Marina Tapia y en su mirada plástica hacia el misterio del mundo para desarrollar una concepción de la poesía como búsqueda.”
El título, la palabra Mixtura significa: “mezcla, juntura o incorporación de varias cosas”, es por tanto la antesala de una simbiosis, una amalgama de sentidos, de memoria, de emociones y sentimientos, de lecturas, de palabras y nombres y lugares, de olvidos y silencios, de múltiples elementos que forman el cóctel lírico que es Marina Tapia; un conjunto de ingredientes que fusionan vida y literatura, magia y alquimia, esencia y consciencia. La Nota inicial y el Prólogo proporcionan la información necesaria para recorrer con éxito la lectura del mapa antológico. Leer a Marina es habitar un territorio, recorrer un camino de palabras que va de lo íntimo y lo próximo a lo más alejado, del prójimo a uno mismo, y de paso deambula como una náufraga por un magma lírico de imágenes y misterios. La antología tiene un hilo conductor sutil y delicado que es la propia sensibilidad y consciencia de la autora. A la vez que es una exploración de la poeta es también una exploración de su época, de un desarraigo o errancia biográfica, pero también de una ubicación en el mundo y en el tiempo: un legado escrito. Podría decirse que tiene una voz de nexo de esa alma hispana repartida en dos hemisferios, una sinergia lectora de encuentro, la ruta de los nombres al menos así lo manifiesta. Cuando un autor decide publicar una antología de todos sus libros es porque considera que ya ha recorrido un camino y un periodo vital, o porque considera que es el momento idóneo para hacer una fotosíntesis lectora de su obra, una forma de reescribirse y reinterpretarse con una mirada global y entregarse así de nuevo, igual y diferente, al lector. La selección de poemas y su disposición en la antología se resignifican y se expanden en su nuevo hábitat antológico. Por lo tanto, una antología tiene algo de ritual, de acto oficiante o eucarístico, pero también de hogar y descanso: el lenguaje convertido en vida disecada o en un museo de recuerdos sentipensantes. Es un mapa.
Publicar una antología es una forma de hacer balance de una trayectoria y también la experiencia de haber conseguido una meta. Podríamos asegurar que un autor es el resultado de todo el imaginario que surge de su iconografía léxica. Y así Mixtura es un retablo lingüístico: 50 mujeres desnudas, El relámpago en la habitación, Marjales de interior, Jardín imposible, El deleite, Bosque y silencio, Un kilim de palabras, Islario, Corteza, Piedra que mengua y Exentos. Y con estas ventanas de su estancia la autora se entrega al lector, a través de esta precisa y panorámica mirada que nos habita en el itinerario simbólico. Y es precisamente esa semántica de imágenes las que nos da el ser y el sentir de la poética de Marina, de su epifanía cosmológica y existencial. Mixtura invita al misterio y a la curiosidad, a la intuición y a la sensorialidad, a asomarse a la consciencia. Vamos de la reivindicación femenina a la percepción más telúrica, de una simbiosis entre la naturaleza y la poeta, de la tierra y la poesía, de la ecología y el ser, del tiempo y del espacio. “Madre piedra que estás en la tierra,/ santificada sea tu extirpe./ Vuelva a nosotros tu reino./ Hágase tu voluntad,/” (Piedra que mengua, p. 237). O su poema Imagen: “Despojarme del peso de mi imagen,/ vivir sin piel,/ a nada estar sujeta,/ vestirme o desvestirme de mí misma.” (Corteza, p 212). Es la poética de Marina una poética de ida y vuelta, una voz de tornaviaje y encuentro. “Estoy aquí, Granada, ante tus cielos amplios, ansiosa,/ seca,/ náufraga./ He llegado/ con mi atril-ataúd” (Islario, p. 195).
Y ahora os enunciaré y haré referencias a dedicatorias, citas, lugares, nombres y versos de su antología que alumbran y perfuman su poética y esta reseña, a modo de geocaches lectores. Las dedicatorias trazan una ruta directa al corazón de la autora: a su abuela María, a su madre, a su padre, a su hija Camila, a su hermana Gloria, a Ángel, a su amiga Margarita Osborn, a sus amigas del Laurel de la Azotea, a Sophia Halkidou, a Ana Mañeru Méndez, a Elena, paco y Eugenia, a Pamela, Daniel y Sofía, a José Manuel Darro, a Josefina Martos Peregrín, a Elena Martín Vivaldi, a Anna Ajmátova, a Emilia Pardo Bazán…
Las citas que pueblan el libro también nos plantean un itinerario intertextual y lector a seguir, una herencia que también está repartida en dos hemisferios: Rubén Darío, Gabriela Mistral, Federico García Lorca, Antonio Carvajal, Jorge Teillier, Pablo de Rokha, Juana Castro, Gonzalo Rojo, Andrés González Andino, Eduardo Lizalde, Francisco Umbral, Clara Janés, Yayo Herrero, Rosalía de Castro, Rafael Guillén, Violeta Parra, Ángeles Mora, Raine María Rilke, Ángel Valente, Mariluz Escribano Pueo, Antonio Machado, Octavio Paz, Úrsula Kle Guin…
Y os dejo aquí también una letanía casi hímnica de palabras y nombres, como vasos comunicantes que resuenan como gongs y que guían el viaje semántico y simbólico del libro, por la pintura, la poesía, el pensamiento, la mitología…: Goliat, Lilith, Pollock, Picasso, Yves Klein, Noé, Platón, Georgia O,Keeffe, Annie Dillard, Chagall, Penélope, Lord Byron, Mary Shelley, Rousseau, Emily Dickinson, Artemisa… Y también nos hace viajar por territorios y nombres que como mapas guardan tesoros y memoria: Granada (España), Valparaíso (Chile), Troya, Zujaira, Carmen de los Mártires, Machu Pichu, la Alhambra, Guadix, jardines de Daraixa, Fuente Vaqueros, Almuñécar, Jericó, Asgard, Valhalla, jardín de las Hespérides, Cartago, Iznajar, Rapa Nui, Mediterráneo, Vancouver Island, Baeza, Antequera, Petra…, pero también por la zarza ardiente y la fotosíntesis, la Madre Piedra y la lava, el canto y el grito, el beso y el semen.
Y ahora, como un derviche lector que gira de página en página y de libro en libro, os voy a llevar a un conjunto de versos que actúan como portales interdimensionales a su antología, esa casa hecha de vida y de palabras a la que nos invita Marina. “Probadme, mordisquead mis pensamientos” (Derechos y deberes de la autora, p. 39, del libro 50 mujeres desnudas); “Para la migración/ yo fui educada,” (N.I.E. p. 41, 50 mujeres desnudas); “Exiliarse fue un acto rotundo” (Razón de la gaviota, p. 42, 50 mujeres desnudas); “Llegas a mi sediento y luminoso,/ nadie te ve en mi cuarto,/ nadie ha visto/ esa vida de luz/ de tu esperma,” (El relámpago en la habitación, p. 56, del libro del mismo título); “Ven, pueblo, congregación de voces y paisaje” (Ruta de las Fortalezas, p. 81, del libro Marjales de interior); “Allá en Valparaíso/ se eleva un volantín de aire” (Septiembre, p. 92, Marjales de interior); “Oculta en una cueva de Guadix/ maduro el silencio/ mis palabras” (Casa cueva, p. 91, Marjales de interior); “Estoy aquí, Granada, ante tus cielos amplios,/ ansiosa,/ seca,/ náufraga/ (Razón del desembargo, p. 195, del libro Islario); “Mis ojos se recrean en los charcos/ lo mismo que en los cielos.” (Oración de la orquídea, p. 125, del libro Jardín imposible); “Acércate al reinado del oído” (El oído, p 138, del libro El deleite); “La luz será una colcha que te guarde” (La vista, p.139. El deleite); “Soy la miga de pan que retiene tu mano,” (El tacto, p.140. El deleite); “He sido, soy, seré poeta… Poeta precedida de otros vuelos” (Vocación, p.163, del libro Bosque y silencio); “Mi espíritu de hoja/ zigzaguea en el aire,/ buscando su sentido/” (Y pese a todo, canto, p. 177, del libro Un kilim de palabras); “A mí solo me bastan los senderos que van hacia las olas/…/ los símbolos de un viaje hacia mí misma.” (Afirmación, p. 188, del libro Islario); “Valparaíso,/ encima de esta grieta te recreo/” (Boceto sin modelo, p.199, Islario); “Renace de un recuerdo/ guardado en mis esquinas.” (Voces, p.205, del libro Corteza) “Mi familia es un bloque/ de cajones pequeños/ que no pueden tocarse.” (La colmena dispersa, p. 210, Corteza); “Hoy voy a hablar de límites,/ del peso del pasado,/ de conquistas.” (Celebración, p.218, Corteza); “Antes de que tu aliento me llevara, / nosotras, las errantes/ (Guardianas de las tumbas)” 16, p.235, del libro La piedra que mengua); “Madre Piedra que estás en la Tierra,/ santificada sea tu estirpe. Vuelva a nosotros tu reino.” (22, p. 237, La piedra que mengua); “Soy de ella, de él/ de vosotros,/ de esa turbia moheda/ de culpas.” (Terceto de la luz negra, p. 246, Exentos.)
Y para finalizar esta opinión lectora dejadme que os invite a leer a esta poeta verdadera rebosante de conocimiento y de consciencia. Una antología, Mixtura, que es un florilegio de vida y emociones, de poesía “elegante, sensorial y rítmica”. Un viaje por el lenguaje de una voz poética llena de música y símbolos, de espacio íntimo y otredad. Mixtura representa una transubstanciación de la vida y el alma de Marina Tapia que se hace lenguaje mistérico para regalarse a nosotros sus lectores.
viernes, 12 de diciembre de 2025
Reseña de "Sin regreso", de María Ángeles Maeso
Un placer reseñar este espléndido poemario de María Ángeles Maeso en la revista CaoCultura.
Escritura que deja señales
Marina Tapia
“Sin regreso”. María Ángeles Maeso. Colección Genialogías. Ediciones Tigres de Papel. Manresa, 2025. 136 pp.
Muchas veces los libros se transforman −mientras los leemos− en pinturas, en verdaderos cuadros, en mundos compactos cargados de símbolos y atmósferas densas, espacios donde reinan imágenes potentes y enigmáticas. Una va avanzando por su territorio sin que sea necesario un mensaje particular, una narración determinada para querer seguir, porque es la potencia de la voz poética la que sostiene el conjunto. Y celebro la poesía que aúna, con sutileza, otras formas de expresión artística. Pintar con la palabra, recrear las texturas que también son reflejo de nuestras rugosidades interiores, espejos acordes con un universo lingüístico amplio y rico. Me adentré por “Sin regreso”, de María Ángeles Maeso, uno de los últimos libros impecablemente reeditado en la colección Genialogías de Tigres de Papel, disolviendo mi yo y sus perspectivas, solamente guiada por la mano maestra de la autora. La primera edición de este poemario, salió a la luz en 1991 y fue ganadora del concurso de poesía Jorge Manrique, de la mano de José Hierro como jurado.
Tal como nos dice Amelia Sanz, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid en su prólogo: «la poesía de Maeso es imperativa. Y es fundamental en tiempos como el nuestro, cuando importa tanto el estatuto mismo de la palabra». También nos sitúa diciéndonos: «No es una poeta-profeta, es una poeta (de)mostrativa que señala y vigila y vigilará a lo largo de toda su obra. Poeta-isla, no está en el realismo sucio ni en el culturalismo novísimo, tampoco es una reacción contra ambos. No hay desolación, ni movida, ni frivolidad, ni nihilismo. Conmoción existencial sí, pero sin desesperación, sin nostalgia, sin sospecha postmoderna».
El libro está dividido en tres partes «Sin regreso», «El serio ojo de las cosas» y «Tríptico epigonal». Cada segmento ahonda un poco más en la búsqueda de ese revés de diversos acontecimientos que la autora ha ido experimentando. Hay un camino evidente entre su páginas. El primer verso declara: «Quien busca regresar no es hacia el álbum / ni al árbol con edad’. Sí, Maeso regresa a ese remanso de la infancia hasta llegar a la idea central del último poema: ‘Todo se dejará mirar, / muda y serenamente, desde lejos».
Como un sendero de pistas, el río Duero va recorriendo el volumen; un río vivo y que es, de alguna forma, personaje, fuente de vida animal y vegetal, cargamento de evocaciones. La presencia de diversos árboles y elementos de la flora (espigas, girasol, olmos, lilas, zarzas, violetas, ciprés, nogales, castaños, sauces o musgo) forman ese telón de fondo rural y primigenio. El territorio natural late con fuerza, es el humus desde el que emergen las revelaciones.
Una querencia especial por los mitos se aprecia en María Ángeles, en el libro conviven Electra, Edipo, Ícaro, Eros, Orco, bifronte Jano, elfos, sirenas o ángeles. Emocionante es el texto «Extrema distinción» en el que se recrea un pasaje bíblico: «Esta hora es igual que la de ayer: / alta de recuerdo y de ceniza. […] Dentro de un arco de piedras / concéntricas al altar del sacrificio, / el mutismo del cordero es tal como cuenta El Libro […] Capas de agujas sobre agujas en el suelo del pinar, / pero el árbol se mira el tronco consignado / y el animal conoce la mirada de Isaac al padre / y la del padre al cielo».
Y queremos leer sin prisa, degustar la sonoridad y las resonancias que dejan versos como: «apacibles lenguas de senda láctea», «tal es la lentitud / con que el dulzor del vértigo se entrega», «la antigua raíz frutal / del árbol de la espera». Versos a los que deseamos asirnos para que también conformen nuestro cofre de voces interiores.
Siento este trabajo muy cercano a la poesía de Julieta Valero, Blanca Varela y Circe Maia. Pero nuestra creadora goza de una voz personalísima. En la entrevista incluida en este libro, realizada por Diana García Bujarrabal, comenta: «A mí me da fuerza escribir un verso a partir de la verdad. Y aunque se ponga quien se ponga por delante, tú tienes esa verdad. Tienes que estar en un grado de sensibilidad emocional lo suficientemente intenso para no mentirte ni crearte imágenes muy fantásticas. Para mí la imagen en el paraíso son esos 10 años en el pueblo. No hay vuelta atrás, por eso se llama “Sin regreso”».
En su poema «La ameba y el papel» la poeta entrelaza bellamente el arte de la escritura con lo minúsculo, en este caso, con los cilios de los protozoos que vibran. Maeso se fusiona y se transforma con el paisaje, se extiende, cae en él, en sus charcas, en las «frases que dejó el carbón al paso», en la «bravura de los cráteres», en los materiales concretos del territorio. Y una sensualidad vegetal imprime gran plasticidad al poemario.
Tal como declara la autora: «La poesía es del que la necesita». Y nosotros necesitamos estas voces iridiscentes, honestas, que no temen correr riesgos, que siguen su norte, para volver a la geoda de los hallazgos, a la reflexión y a ese campo de sueños que es el lenguaje.
Tres poemas en la revista Vórtice
Muchas gracias al poeta Sebastián Núñez Torres por compartir en Vórtice (revista de literatura contemporánea) una muestra de "Mixtura". Es un gusto estar en ese espacio de difusión.
Tres poemas de Marina Tapia
Poeta
Así como se guardan pétalos y hojas
en medio de los libros
yo guardaba
ciertos trozos de ti,
cutículas,
las hebras de la ropa
que perdías.
Estas cosas las hice sin pudor,
con algo de malicia.
Esperando aumentar mi colección
de íntimos tesoros,
recurrí con esmero:
a la lectura suave en tus oídos,
al verso que acorrala,
hechizos de la voz.
Debo confesar a mis lectores
que utilicé al poema
de señuelo.
El relámpago en la habitación
Llegas a mí sediento y luminoso,
nadie te ve en mi cuarto,
nadie ha visto
esa vía de luz
de tu esperma,
esa forma -tan tuya-
de evocar a los juncos y al cirio.
El amante tapiza de sudor su calzada
y una punción penetra, con soltura,
en puntos cardinales florecidos.
Soy el cielo que ataja el sonido del rayo,
como la aldeana, grito,
y guardo mi rebaño en la tormenta.
Espero,
secretamente espero,
el arrebato ardiente que cambie la campiña,
dulce fiebre de noche revuelta.
Como esclava liberta
He de saber que el mundo
mañana
me juzgará con celo
porque expuse
esta querencia nueva (y tan antigua),
este deseo intenso de buscar
-en la hondura del bosque-
soledad y silencio.
Le cerraré la puerta cuando toque
pidiendo aclaraciones.
Vendrá para ganarme con sortijas,
para falsear con méritos mi sed.
No pagaré su diezmo.
Nací de otra vertiente,
inútil desviar este camino
que claro me conduce hacia la ausencia.
que utilicé al poema
de señuelo.
El relámpago en la habitación
Llegas a mí sediento y luminoso,
nadie te ve en mi cuarto,
nadie ha visto
esa vía de luz
de tu esperma,
esa forma -tan tuya-
de evocar a los juncos y al cirio.
El amante tapiza de sudor su calzada
y una punción penetra, con soltura,
en puntos cardinales florecidos.
Soy el cielo que ataja el sonido del rayo,
como la aldeana, grito,
y guardo mi rebaño en la tormenta.
Espero,
secretamente espero,
el arrebato ardiente que cambie la campiña,
dulce fiebre de noche revuelta.
Como esclava liberta
He de saber que el mundo
mañana
me juzgará con celo
porque expuse
esta querencia nueva (y tan antigua),
este deseo intenso de buscar
-en la hondura del bosque-
soledad y silencio.
Le cerraré la puerta cuando toque
pidiendo aclaraciones.
Vendrá para ganarme con sortijas,
para falsear con méritos mi sed.
No pagaré su diezmo.
Nací de otra vertiente,
inútil desviar este camino
que claro me conduce hacia la ausencia.
Reseña de "Mixtura" en El Fescambre, por Jimy Ruiz Vega
Contentísima con esta reseña de "Mixtura. Antología personal" (Averso, 2025) de la mano de Jimy Ruiz Vega, crítico y perspicaz lector al que tanto admiro. Podéis leerla en la página El Fescambre.
Digerir el mundo
Jimy Ruiz Vega
El primer elemento con el que se encuentra un lector cuando empieza un poemario es la voz de quien habla, susurra o canta entre verso y verso. Esta voz nos va a acompañar desde el primer poema hasta el último que cierra el libro, y nosotros, los lectores, debemos reconocerla y creer en ella. Como mínimo, debería hacernos sentir algo que nos permita labrarnos una opinión concreta sobre su idiosincrasia y mundo simbólico. Son sus palabras, su ritmo y disposición las que nos van a aportar, de inmediato, detalles, imágenes y emociones sobre su creación poética; todo al unísono, bajo un conjuro, tal como ocurre cuando paseamos por la calle y alguien se pone de repente a contar batallitas de estados emocionales en una esquina.
Es fácil quedarse atrapado por la voz poética de Marina Tapia (Valparaíso, Chile, 1975) de lo que evoca y vislumbra en sus versos sobre sus recuerdos de infancia, lugares habitados e identidad femenina. Todo ese mundo suyo de emociones y vivencias airean con sencillez y naturalidad una conciencia ética. Su poesía emerge desde la tensión experimentada, vista y sentida al propio tiempo que el poema inicia su viaje o descubrimiento: /Busco la voz que escale a lo callado/, dice la poeta en Cantaora, uno de los ciento cincuenta y cuatro poemas reunidos en Mixtura (Averso, 2025). Esta antología personal, editada con primor y mucho gusto, aparece como una vista panorámica de la trayectoria poética de Marina desde 2013 hasta 2024, un recuento de su trabajo creativo en el que despunta la naturaleza, el erotismo, el amor y el vínculo errante de vivir y estar en el mundo.
Mixtura es una antología que pone al lector frente a una exposición de poemas en el que el yo lírico se deja ver en el tiempo, desde su estado de entusiasmo e inspiración, hasta de éxtasis y fervor por la naturaleza. Esa actitud de asombro y señuelo ante la naturaleza está muy presente: /El bosque siempre guarda habitaciones/, sostiene el verso final de Salvaje; /He encontrado mi voz / en el murmullo amplio y colectivo / del río, del sendero / hacia los bosques./, confiesa en otro poema. En Marina, la poesía está totalmente despojada de retórica, y la metáfora nunca impide ver la vida, antes bien, se pone a su disposición.: Yo vine para esto, / para regocijarme en el avance, / para encontrar mi voz de nervadura, / para llegar un día / al lecho de la tierra que transforma.
No me olvido en resaltar la condición e identidad femenina que conforma el modo de vida propio de la poeta, así como su fascinante juego intelectual y erótico por el que transita con destreza lo dicho y lo callado de su poesía. En El relámpago en la habitación, quizá el poemario más espiritual, erótico y sensual de su producción, encontramos versos y cantos propicios que van no solo más allá de su significado aparente de realidad íntima, sino de realidad trascendida: Escucha, / la lujuria / es santa, / no te pierdas / el goce de saberte un animal. En El deleite, otro poemario que pone en alza los sentidos, el resurgir erótico de estos y su cartografía, como muestran estos versos de su poema El tacto, tan evocador y emotivo: Soy la miga de pan que retiene tu mano, / que dan forma tus dedos / (con un gesto aparente de calma) / y al ritmo sostenido del amor.
También está presente en la antología algunos de los poemas de Islario, un libro del que guardo una grata estancia lectora, que le valen a Marina para otear paisajes vívidos y razones para rememorar sus ecos y confluencias. Tiempo, amor, memoria, paraísos anhelados, destino, señales y vestigios, son temas recurrentes en su poesía, en la palabra como hacedora de mundos, como así refleja estos versos del poema Certeza: Soy el recorte vivo de un recuerdo que nunca sucedió. / Pertenezco a esa tierra que atrae / solamente a las voces perdidas. En esos encajes, entre palabras y estados de ánimo, se sustenta de alguna manera todo el sentido de lo que uno percibe de la poesía, y sucede, en verdad, cuando se tocan la vida reflejada de quien la escribe y de quien la lee. Marina es fundamentalmente una observadora del mundo que pisa, y de sí misma, una poeta encariñada con el paisaje y su memoria de donde, a su entender, parte todo.
La poesía de Marina Tapia, “de palabra vivida y significada, poeta de la tierra y el amor”, como recapitula Juan José Castro Martín en el prólogo del libro, transmite humanidad, ternura y arrobo. Su poesía no se aleja en ningún momento del pálpito de las palabras, del estremecimiento que suscitan y de sus significados. En estos encajes, entre palabras y estados de ánimo, diría que su poesía no hipnotiza, más bien despierta y busca instalarse dentro del lector: Me doy / pero me guardo, / he ahí mi mercancía. / Dejadme que conserve / algún secreto / furioso / entre los dientes. / Por lo demás, leedme sin piedad.
Esta antología personal atesora agudeza y un río de buenos poemas. Marina Tapia firma un jugoso compendio de su itinerario vital y creativo, ámbitos bien esparcidos a lo largo del volumen, como testimonio propio de su quehacer y de su pasión por la poesía. Solo me queda añadir que Mixtura despierta la sensibilidad que todos llevamos con nosotros mismos. Si la poesía importa no es por otra cosa que por saber que tiene algo distinto que ofrecer, algo tal vez más admirable, estético y sorprendente por desvelar e interiorizar, pero no por ello menos cierto o enigmático. Por eso nos gusta la poesía. Y nos seguirá complaciendo, sin tener que acudir a destacarlo con el énfasis artificioso de antaño.
Visita guiada por el Paseo de los Poetas del Carmen de los Mártires
Comparto con alegría algunas fotos de la visita guiada que realicé, en coordinación con Jesús Ortega, por el Paseo de los Poetas del Carmen de los Mártires, un paseo que cuenta con 24 placas con poemas de los ganadores del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca y de otros escritores unidos a ese maravilloso entorno (San Juan de la Cruz, José Zorrilla y Federico García Lorca). Fue un gusto acercarmos un poquito a la vida y a la obra de esos creador@s que tanto nos inspiran. Gracias a las personas que nos acompañaron y, por supuesto, a Jesús Ortega responsable del programa Granada Ciudad de Literatura Unesco por contar conmigo en la celebración del Día del Patrimonio.
viernes, 7 de noviembre de 2025
Reseña de "Mixtura" por Juan Carlos Rodríguez Torres
Muchísimas gracias a Juan Carlos Rodriguez Torres, por esta maravillosa reseña de "Mixtura. Antología personal" (Averso, 2025) en la revista Hojas sueltas. Sus palabras dan una bella visión panorámica del libro, resaltando elementos muy importantes para mí como la búsqueda de lo esencial, el viaje como camino y los lazos con la naturaleza.
UN VIAJE CIRCULAR A LA PUREZA
Suelen ser las antologías un compendio, una muestra de lo escrito por alguien durante un periodo de tiempo. Pero no debemos olvidar que una antología es un libro, y como tal tiene cuerpo propio, historia propia, una vida que funciona de forma independiente. Mixtura, de Marina Tapia, poeta chilena que ya pertenece al mundo, es un viaje circular que la propia autora realiza para encontrarse a sí misma y de esta manera ofrendarse al mundo con natural generosidad.
Mixtura está compuesto por diez libros en los que la autora recorre los distintos senderos que la conforman: la identidad, el exilio, el amor y la pasión, la naturaleza. Y los recorre en espiral, y a cada vuelta es más consciente, más humana, más persona.
Comienza este viaje atendiendo a su propia identidad, reivindicando su ser mujer y su ser humana libre, tomando conciencia de todos sus condicionantes, de aquello que la limita y de aquello que la hace fuerte con el único propósito de avanzar, de vivir. Aparece aquí la imagen de la mujer enjaulada en lo cotidiano, la mujer exiliada que necesita la acogida, el vértigo. Y va transformando poco a poco la piedra en escultura, en su afán de entregarse a los demás siempre en libertad. Los pájaros no deben seguir haciendo nido en las heridas.
La condición errante de la poeta convierte su vida en un viaje real, físico, doloroso. Pero trata de hacer también de este viaje una aventura, el misterio de la búsqueda y el encuentro, el sabor amargo y excitante de la incertidumbre, la necesidad de llegar a un lugar al que llamar mío. Todos tratamos de encontrar nuestro lugar en el mundo, y Marina Tapia va haciendo del mundo entero su lugar, transformando la tragedia de la huida en la oportunidad de ser de todos lados. Debo sentir la tierra como un todo, mirar a las ciudades desde el faro sensible del asombro.
Y qué sería de un viaje sin amor, un amor también físico, natural y salvaje. La poeta goza sin tapujos de su cuerpo (no te pierdas el goce de saberte un animal), usando tanto las metáforas naturales como el lenguaje explícito, y da rienda suelta a la pasión de forma natural, a la corpórea y a la espiritual, como en la vida misma. Y en este viaje, va vinculando el amor con lo sagrado, tratándolo desde todos los sentidos, un amor que va desde lo sencillo, desde lo real, desde todos los momentos, hasta el éxtasis. Una mujer que vive la pasión como ella elige y sigue lo que dictan sus latidos.
El paisaje, lo natural, es parte irremediable del camino, y sabernos parte de él puede ser sin duda la llegada. En el encuentro con paisajes nuevos que la acogen descubre la poeta una belleza deslumbrante, y siente que la ayudarán a limar las asperezas de su vida. Y poco a poco lo va sintiendo tan dentro que comienza a convertirse en el paisaje mismo. Y así, esta unión de poeta y paisaje se va enraizando a lo largo del libro, y en ese sentirse naturaleza, conversa con ella, con los árboles, con las flores, y también con otros seres humanos que descubre como parte de la misma. Y aquí, en este sentirse parte de lo natural, rechaza la existencia sin hondura. Me duele la simpleza de la vida que ahora se me anuncia, me espanta este vivir elemental.
Los viajes circulares terminan en el puerto de inicio, pero la persona ya no es la misma. Y este trayecto concluye como empezó, reivindicando a la persona, a la persona nueva, a la persona completada en el viaje, la persona que es historia, origen, emoción, cuerpo. La persona que grita soy persona, soy mujer. Un final del viaje que se muestra como una evolución temática de su poesía, una conclusión a la búsqueda para encontrarse a ella misma, la poeta pura que ha de entregar esta pureza a los demás. Tan solo quiero ampliar la voz de un grito, pesar mi identidad, ser un conducto.
Pero no nos engañemos, el final de un viaje es solo el comienzo de uno nuevo. De esta manera, cuando la poeta llega al final de su viaje personal, descubierta y asumida, sintiéndose parte de un todo, tiene ahora la capacidad de mirar al mundo natural con ojos nuevos, con neutral pureza, para descubrir el don que han recibido aquellos que han transitado este camino: ver la historia del mundo y la humanidad desde el sentimiento humilde de pertenencia, una especie de nirvana en la tierra que nos hace gozar de cada inspiración que llega a los pulmones. Hoy vuelvo a ser basalto, pizarra y arenisca, hoy vuelvo a ser mapuche, la hija de la tierra, serena como templo bajo el sol.
Es por tanto Mixtura un viaje que todos deberíamos realizar para ver el mundo con ojos nuevos, para sentirnos parte del mundo y así cuidarlo y disfrutarlo, para sentirnos parte de la humanidad y así cuidarla y disfrutarla, que nuestro viaje es corto y nos pasamos la mayor parte del tiempo sin mirar por la ventana.
(Juan Carlos Rodríguez Torres)
jueves, 6 de noviembre de 2025
Reseña de "Mixtura" por Gregorio Dávila de Tena
Gracias a Gregorio Dávila de Tena, buen amigo y gran poeta, por acercarse tan cálidamente a "Mixtura. Antología personal" (Averso, 2025), por compartir mi trabajo. Muy contenta por ello!
<<Esta antología titulada "Mixtura" recorre de forma muy acertada y completa los diez libros publicados por Marina Tapia hasta la fecha.
Es una buena oportunidad para tener una visión panorámica de su poética y conocer la evolución de su escritura hasta un libro de plena madurez como es "Piedra que mengua", que ha tenido varias reseñas exitosas.
La poesía de Marina discurre principalmente por los cauces de la sensibilidad, la naturaleza, la mirada atenta, el amor y el erotismo, la identidad femenina, la escritura y el silencio.
Todo el volumen nos da muestras de su clara vocación por la poesía, ese dejar que "la vida florezca en la palabra".
El excelente prólogo de Juan Jesé Castro Martín nos introduce de forma magistral en esta trayectoria que une vida y poesía en la persona de Marina.
La edición está muy cuidada, como viene siendo habitual en Averso.
Felicito a Marina por este nuevo libro y a la editorial Averso.
Os dejo algunos poemas como muestra>>.
Reseña de "Mixtura" por Santos Domínguez Ramos
Muy feliz y agradecida al poeta, profesor y crítico Santos Domínguez Ramos por su acercamiento a "Mixtura. Antología personal" (Averso, 2025), publicadas en su blog de referencia En un bosque extranjero. ¡Gracias por sus generosas palabras!
ANTOLOGÍA POÉTICA DE MARINA TAPIA
Feliz ocupación
moverse en las estancias del vacío,
hallar en su sosiego
un verso diminuto que germina.
Con esos versos termina “Andadura”, el poema con el que abría Marina Tapia su libro Bosque y silencio, que establecía una conversación con el paisaje en busca de la belleza externa desde una mirada contemplativa a la naturaleza, desde ese lugar en el que se cruzan lo interior y lo exterior, la observación y la meditación, la reflexión sobre los límites de la poesía y la palabra, sobre el tiempo y la memoria.
Ese es uno de los diez libros sobre los que Marina Tapia ha elaborado una antología personal de su itinerario poético que ha titulado Mixtura y que publica Averso.
La abre un prólogo en el que Juan José Castro afirma que “Marina Tapia es poeta de palabra vivida y significada, poeta de la tierra y el amor, poeta, en definitiva de la vida y, por tanto, verdadera.”
Entre el inicial 50 mujeres desnudas y el reciente Piedra que mengua, Mixtura ofrece un recorrido cronológico por la evolución de Marina Tapia y por la presencia en su obra de unas constantes temáticas que la propia autora enumera en su Nota inicial: “la naturaleza, el erotismo, la metapoética, la identidad femenina, los paisajes, el amor, el silencio o la errantía.”
Temas que han ido articulando sus diez entregas poéticas entre 2013 y 2024 con la proyección personal en el misterio vegetal de la naturaleza de Jardín imposible, con la cartografía sentimental de Islario o con la celebración de lo femenino de Corteza.
Son algunas manifestaciones de una voz que en Piedra que mengua, su último libro, explora una escritura telúrica en busca de las raíces de la propia identidad, un buceo simbólico en la memoria geológica sobre la que se sustenta un proceso posterior de elevación.
Imaginación y sensibilidad se conjugan en la voz de Marina Tapia y en su mirada plástica hacia el misterio del mundo para desarrollar una concepción de la poesía como búsqueda, como explica en los tres versos finales de “Tránsito al poema”, uno de los textos recogidos en esta antología personal:
Hoy sé que tu recuerdo echa raíces.
No dejo de buscar
aquello que yo llamo poesía.
miércoles, 22 de octubre de 2025
Entrevista en Granada FM por Eva Velázquez
Gracias de corazón a Eva Velázquez Valverde por invitarme al excelente programa de entrevistas que realiza para Granada FM. ¡Fue una tarde estupenda! Eva preparó un programa con mucho cariño.
La entrevista completa en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=uqw4kIJQKG0
"Los recados de Gabriela Mistral", taller en Albolote
Comparto algunas fotos del taller "Los recados de Gabriela Mistral", realizado en Albolote. Gracias a las personas asistentes (en especial a mis amig@s Juan Carlos Rodriguez Torres y Ana Burgos Alcaide), a mi compañero Ángel Olgoso por las fotos, y a la Concejalía de Igualdad de Albolote por apoyar la difusión de la obra escrita por mujeres.
martes, 23 de septiembre de 2025
Lectura en la cumbre histórica de Granada por su capitalidad cultural 2031
Del muro de Ángel Olgoso: "Marina fue elegida ayer por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Granada para coronar poéticamente un hito histórico: la firma -por parte de todas las instituciones y de los alcaldes de los 174 municipios de la provincia- de la Capitalidad Cultural 2031 en el Palacio de Congresos. Muy bien acompañada por el poeta Gerardo Venteo, fue un placer inefable que la voz y los versos de Marina y de Gerardo sobrevolaran y respaldaran esta adhesión colectiva a la candidatura que pretende hacer de Granada un referente cultural europeo bajo el lema “Tierra que inspira, conocimiento que transforma”.
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domingo, 21 de septiembre de 2025
Comparto mi reseña del poemario "La veladora" (Olé Libros), de Gerardo Venteo, publicada en CaoCultura.
CONSERVAR LA TERNURA
La veladora (Olé Libros, Colección Imaginal, 2025), del escritor granadino Gerardo Venteo, es una apuesta por la elegía −renovada y contemporánea− desde una voz conmovida que es ofrenda. Estructurado en dos partes, “Juana” y «La cosecha”, dividida esta última a su vez en “Un hijo” y “Otro hijo”, el poemario, de tema unitario, es un pozo del que afloran emociones, diálogos interiores y recuerdos en torno a la figura clave del hogar: la madre.
Salir de la esfera del yo, detener la mirada para cantar −con toda la fuerza interior− a otra persona, en este caso a la mujer que ha dado a luz y cuidado con tanto esmero a sus hijos, es un gesto, en poesía, poco habitual. Es más frecuente que una escritora aborde la maternidad y la crianza, pero es menos común encontrarse con versos de un hijo dedicados a su madre y, menos todavía, que todo un poemario esté centrado en este tema. Porque, insisto, no es un apartado, sino un libro completo articulado bajo la sombra de esta figura. “Escribo para (re) parar / en agradecimiento”, declara la voz poética.
Con palabras cercanas y tan usuales como ‘amor’, ‘cosas’, ‘verbos’, el escritor inaugura su carta de gratitud y reconocimiento, situando como elemento principal la hondura que ella guarda en sus maneras y en su fondo como el gran legado donado a su descendencia. Quiero citar también el poético texto (a modo de prólogo) escrito por Susana Drangosh. En él se pregunta: “¿Cómo es posible que su vida se evapore; cuerpo caliente que ha mudado en despojo sin que nadie la haya rechazado?”
La primera parte nos da pinceladas acerca de la historia de Juana. Nos contará su origen, sus cualidades, su destino, su luto: «la que lo fue de todos y de nadie; la sola […], la veladora». Y entendemos el velar como un acto que va más allá de lo físico y más allá del tiempo; como una actitud que desplaza los límites del yo, haciendo que los otros sean parte de un todo orgánico indivisible, una extensión de la conciencia: “Estaba hecha de músculo dulce de miga de pan”, “su vocación es animal”, “su temblor se adivina en la cautela, en cómo traza la duda de los pasos”. Y termina este apartado con la voz de la protagonista, dando aliento a los que se quedan cuando ella parte hacia ese descanso llamado muerte.
En el segundo bloque, Gerardo pinta estampas del día a día, de las rutinas compartidas dentro del hogar al que describe como una patria, como un lugar al que regresar siempre o como agua para la sed de todos los desiertos. Hay poetas contenidos que crean una represa y van destilando gota a gota sus emociones; y hay otros parecidos a un río que se desborda, que desean envolver al lector, contar cada detalle, conmover y hacerlo partícipe de su experiencia. Gerardo Venteo es uno de estos últimos. Nos estremece su escritura vivaz que hace acopio de tan diversos detalles.
En “Otro hijo”, comienza con un poema que abarca también a otras madres: “Fueron mujeres épicas de otra época. / Su obligación se la creyeron a pies juntillas. / Entre ellas / y su servicio / no había distinción. / Eran fuente, pozo de donación / a la deriva. / Su vida entera, fueron / pronombre solo en los pronombres”. En este conjunto, la costura, la oración y el rito se entremezclan. Imitación, fronteras desdibujadas, territorio emocional sin límites. El recitado del hijo transmuta y da paso al de la madre hasta confundirse en uno solo. Un tono totalmente confesional e íntimo tiñe los textos finales. Hermosa composición la que cierra el libro, en la que se presta voz a la madre: “Y sin embargo, esa no he sido yo / sino sólo la escrita. / Porque mi voz ha sido un nido / de silencio, ahora me inventan. / Solo yo supe la que fui y lo que hice / y mi tiempo fue solo / mi tiempo, solo, / entre todo”. Con este cierre se plantea si la percepción que tenemos acerca de nosotros se corresponde siempre con la que tienen las personas que nos han amado y que creen conocernos. Por eso, de alguna manera, la escritura atrapa otras versiones. Versiones escritas, que tal vez perdurarán incluso mucho más que lo sentido como verdad.
En estos últimos años se está luchando por visibilizar la dura tarea de los cuidados que han estado −a lo largo de los siglos− sostenidos por las mujeres. Pero el poeta intenta ir más allá de lo político o de un discurso. Quiere comprender el universo de una casa, quiere bucear en el deseo que impulsa a una madre a atender y a poner, tantas veces, como prioridad las necesidades de su familia en lugar de las propias. Ella es un modelo, un pilar, un espejo, y es el paradigma: una estatua sumergida que hay que rescatar del fondo interior. Ella es la única forma de entendernos a nosotros mismos.
Con un ritmo y una musicalidad envolvente, con equilibrada alternancia de verso libre y prosa poética, el tono del poemario se asemeja al arrullo o al zureo que adormece nuestra inquietud, ganando especial potencia cuando lo simbólico cobra más protagonismo: “Cabalga / a lomo del día, / sujeta la brida, / equilibra / constantemente / el eje del cuerpo”. Narración que se viste de una fuerza inusitada en las comparaciones de Juana con animales o elementos concretos de la naturaleza: “Su alegría no es liebre que salta ligera como cantan los pájaros. Su amor es un bancal, tierra alimentando raíces, cuerpo vivo en el alojo de su desalojo”, “Guarda la hebra del carácter / por si hiciera falta abrir / la boca y mostrar los colmillos / y bufar como las gatas que celan / el cuidado de sus crías”.
El autor nos explica que La veladora pertenece a una trilogía emocional que comenzó con ‘En el corazón dormido del esparto’ (Proyecto Sur Ediciones, 2001), que aborda desde la prosa poética la descripción de un paisaje humano, en una especie de anuario, una reflexión a partir de la memoria colectiva. Le sigue “Casa de dos plantas” (Sonámbulos Ediciones, 2021) que vuelve a incidir en el mismo tema, ahondando sobre la casa y sus estancias. Esta Veladora, de alguna manera, concreta y particulariza lo que se ha venido apuntando en los libros anteriores.
Podemos afirmar lo expuesto en su contraportada: “Este poemario recoge el testigo de una herencia que nos mejora y mejora el mundo”. Porque la gratitud es un gesto-norte, es una conjugación de la esperanza. Sencillez y lirismo. Leamos estas piezas de Gerardo Venteo uniéndonos a su loa, a su tributo al amor filial.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Mi reseña de "Estigia", de Ángel Olgoso, en Masticadores
Una gran alegría compartir mi mirada lectora acerca de "Estigia" un excelente y atrapante libro de Ángel Olgoso. Gracias a Masticadores, en especial a Felicitas Rebaque, por su publicación.
UN CARONTE GRANADINO
“Estigia”, el tercer volumen de la compilación de los cuentos completos de Ángel Olgoso, y que con un cuidado al mínimo detalle, publicado por Eolas, dentro de su colección “Las puertas de lo posible” (2025), viene una vez más a confirmarnos que nos encontramos con un verdadero maestro de la literatura.
Aunque la muerte pueda parecer un tema sombrío o un eje vertebrador complejo y del que muchas veces nuestra sensibilidad desea huir, la manera magistral de abordarla, el abanico variado de historias y situaciones diversas (un centenar de relatos de calidad sostenida), nos ayuda a superar nuestra posible percepción estrecha de la muerte abriendo galaxias de posibilidades y nuevos ángulos de enfoque.
Qué estimulante resulta adentrarse en las páginas de un libro con buenas citas. Las seleccionadas por Ángel, son todas lúcidas y precisas, y nos ayudan a entender más profundamente algunas ideas contenidas en sus relatos. Por ejemplo, el enfoque de Jules Renard, concluyendo que lo dulce de la muerte nos libera del pensamiento de la muerte, es genial. También la de Giuseppe Mazzini apuntando que no existe la muerte, sino el olvido. Como siempre, Olgoso escogerá para nosotros interesantes frases desbrozadas de sus numerosas lecturas y las entrelazará −con el nudo de su reflexión siempre en guardia− en los encabezamientos de su obra. Él siempre tendrá sus píldoras aromáticas de pensamientos para regalárnoslas en el momento justo, cuando empieza la tos.
Los relatos que inician el conjunto abren inmejorablemente el apetito del lector. Textos como “Designaciones” o “Relámpagos” son piezas magistrales (uno se pregunta, de manera inevitable, por qué tras más de cuatro décadas de trabajo silencioso y de múltiples premios y traducciones, un autor de tan probada excelencia, todo un referente del relato en español, no brilla con la fuerza que merece en el lugar que le corresponde).
Esta colección olgosiana en Eolas es un verdadero festín para sus lectores, a los que nos gusta tener en nuestra biblioteca, bien recopilados y a nuestro alcance, toda su creación −desde los textos breves a los más extensos−. Hoy en día, disfrutar la obra completa de alguien que ha participado en numerosas antologías y cuyo material se encuentra disperso o descatalogado, es un milagro. Cuántas veces he buscado en Internet un escritor o una poeta que me interesaba, y sólo he encontrado fragmentos, paja y neblina. Son muy de celebrar este tipo de compilaciones realizadas con elegancia y rigurosidad, que ponen a nuestro alcance las versiones definitivas, escogidas y agrupadas por el propio autor. También es una suerte este tipo de volúmenes temáticos que nos ayudará a localizar más fácilmente un relato en cuestión. Gracias a este trabajo editorial, podemos hacer una inmersión en el universo olgosiano sin ninguna cortapisa.
Volveremos a llorar con “La muerte desordena” porque, aunque se haya leído y se conozca su planteamiento, es un tejido de emociones palpitantes tan bien hilado que vuelve a conmover. Impresionante asimismo “La ciénaga”, descarnada visión del hermano que vuelve de la muerte con otra percepción: una narración inquietante, lóbrega, de sorprendente final, una acertada reescritura bíblica. Sentiremos la voz desalentada de la naturaleza en “Días felices”. El mundo rural nos acogerá en su fértil territorio para lo atávico con “Las huellas de los pájaros en el aire”, “Jueces del Valle de Josefat” o “Estorninos en la higuera”. Lo poético vendrá de la mano de “Los simunes del deseo”, “El papel” o “Armonía de las esferas”. El simbolismo trascendente de “Umbrales” o “Los despeñaderos” nos deslumbrará. El mundo de los afectos familiares palpita bellamente en “Suero” o en “Vínculos”. Nos extasiaremos con la belleza de “El pigmento de la creación”, “La piel en el rompiente”, “Mujeres desnudas bajo impermeables mojados” o “Diadema en tu cabello”. La presencia del cuerpo, con sus huesos, jugos y descomposiciones, con su deseos pujando más allá de la muerte, erizarán nuestra piel: el autor nos trae aquí por ejemplo “Manos que ven”, De masticatione mortuorum” o “Un introito para arpa de tendones humanos”. Y, como es habitual, Ángel nos transportará a la cultura del Japón que tanto ama y que no puede faltar en cada libro, esta vez con “Fantasmas de las Cuatro Suertes”. Hay espacio para lo oscuro, para la ironía, para lo metafísico, para lo imaginativo, para lo mítico, para lo erudito y lo fantástico. Este verano, acompañados de “Estigia”, se nos hará mucho más fresco y más corto gozando con esta colección tan heterogénea y excelsa.
Navegad, marineros en la laguna de sus letras, llegad a horizontes velados e infinitos. Porque, como dice Ana María Shua en el prólogo, nada es tan simple cuando nuestro Virgilio se llama Ángel Olgoso, que nos hace viajar en el tiempo y en el espacio, atormentándonos dulcemente mientras leemos y nadamos, con la cabeza apenas sobresaliendo de las negras aguas.
Y, para terminar, y a modo de invitación, quiero dejaros con “El purgatorio”, relato con el que finaliza el libro:
“En la última página de su última obra, el autor escribió la palabra «Fin». Los empleados de la funeraria −que mostraban ya una cortés impaciencia− pudieron entonces asegurar la tapa del ataúd.”>>
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