miércoles, 17 de abril de 2024

Presentación de "Jonás y la esperanza"

El 12 de abril tuve el placer de presentar Jonás y la esperanza, la última novela de Juan Carlos Rodriguez Torres, en la Biblioteca Miguel Hernandez La Zubia. Os dejo con algunas imágenes.






Reseña de "Islario" por Nélida Cañas

Muchísimas gracias a Nélida Cañas por el regalo de esta preciosa reseña de "Islario". Es un gusto recibir sus generosas palabras.


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EL PARAÍSO DE LA CALMA

“Una isla es para la imaginación de siempre una promesa,
una promesa que se cumple y que es un premio de una larga fatiga”
(María Zambrano)

El primer poema de Islario (1) de Marina Tapia oficia como una declaración de principios: Isla, sí. Dispersa, pero no aislada. Un cuerpo y sus anhelos de recoger semillas y latidos de otros tiempos. Cuerpo, isla en tránsito. Región indómita que anhela el viejo paraíso.

El corazón que late es la brújula para el viaje. Punto de partida y guía en los anhelos.

“A mí solo me bastan los senderos que van hacia las olas,

esa pisada firme, aquella hondura,

los símbolos de un viaje hacia mí misma”. (Afirmación, p.22)

El viaje es una evolución, un descubrimiento de la hondura. Un estar en vilo con proa hacia el asombro.

Juan Eduardo Cirlot (2) en su Diccionario de símbolos dice: “El viaje no es nunca la mera traslación en el espacio, sino la tensión de búsqueda y de cambio que determina el movimiento y la experiencia que se deriva del mismo. En consecuencia, estudiar, investigar, buscar, vivir plenamente lo nuevo y profundo son modalidades de viajar o, si se quiere equivalentes espirituales y simbólicos del viaje […] Volar, nadar, correr son también actividades –como el soñar, ensoñar, imaginar- equivalentes a viajar” (ps.459-460).

En cada imaginario el motivo del viaje. Marina Tapia “Peregrina hacia el poema” (p.25). Entonces, el motivo es el poema, que nos va quitando velos en el propio silabario que despliega. Y nos arroja hacia una nueva luz. Que a veces es revelación, epifanía. Y otras, ceguera.

En el viaje, la sed donde la peregrina insaciable deletrea las sílabas de un nombre. Promesa que se ofrece y balancea en la vieja barca del propio cuerpo. Son volutas del aire en el aire las sílabas del nombre del amado. Todo se hace liviano. Se aligera.

Oleaje. Sal. Espuma. Marejadas del alma sujetas en el cuerpo. Y sin embargo, el aire. Tan azul y vibrante. Y esa gaviota leve, que se escapa planeando entre dos mundo. La pasajera, marítima y volcánica, con todo su bagaje y los ojos abiertos ha encontrado su sitio. El bosque y sus diagramas de verdes y de musgo. Nombre que se deslíe en sus pupilas y es cielo y es paisaje y es hombre y es abrazo para su leve tránsito.

“La isla se levanta/ sobre leños y savia, /y el mar/ (en ese aserradero de las olas)/ erige, / pule, / talla cada paso,/ construye el paraíso de la calma". (La carretera, p.48)

El paraíso de la calma ¿no es acaso haber alcanzado el puerto de los brazos? Ese arraigo que ofrece el amor. Ese nombre que calma la sed y las tormentas. Que nos permite ser un islario entrelazado. Ya no la soledad de la que busca con mirada afiebrada. Ahora, la promesa que se cumple y que es un premio de una larga fatiga.

Todo lo conjuga la voz lírica hecha de un ritmo cálido de Marina Tapia. Una voz enamorada que nombra la tierra, el agua, el aire, la piedra castellana, la luz demoledora… y se desliza entre sus pliegues en un fluir constante de onda leve.

Celebro su voz enamorada que alumbra los misterios develados con sus pasos errantes y su leve plegaria escribiendo en el aire.

Nélida Cañas

Córdoba (Argentina), 8 de abril de 2023

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(1)Tapia, Marina, Islario, Ediciones Amargord, Madrid, 2022.

(2)Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Editorial Labor S.A., Barcelona, 1985.
Es un verdadero gusto formar parte de este libro que se presentó el 8 de abril en la Biblioteca Eugenio Trías (Parque del Retiro, Madrid). 



Agradezco a Alicia Arés y Enrique Gracia Trinidad la invitación a participar en tan interesante proyecto.
Os dejo con sus palabras acerca de "AUTORRETRATOS POÉTICOS":

"140 poetas, cada uno en su estilo, a su manera y a su gusto, han querido compartir la experiencia de la introspección y decirnos quién es, cómo se ve o cómo se imagina.
Sin máscara o con ella, los autores nos desvelan su propia identidad. Recorremos con cada uno las encrucijadas del dédalo en una especie de camino iniciático, buscando el centro personal que a cada cual le corresponde.
Es sabido que un poeta se encuentra consigo mismo cada vez que inicia un poema. Puede estar al lado, detrás, delante, cerca siempre, pero hay ocasiones en que decide estar dentro y ser él mismo el destino total de sus versos, contarse a sí mismo, decirnos quién es, quién quiso ser, quién quiere llegar a ser.
En esta antología de autorretratos lo que en el fondo se intenta es levantar el velo que cubre lo que podría parecer un espejo donde reflejarse —véase la cubierta de este libro—, y descubrir que no es tal sino un laberinto en el que dejarse perder, en el que abandonarse. Encontrar el centro íntimo puede ser difícil, pero dar vueltas y más vueltas puede conseguir que lleguemos a ver muchos aspectos que tal vez desconocíamos".

LOS 140 POETAS PARTICIPANTES

Gustavo Adolfo Bécquer
Manuel Machado
Antonio Machado
Miguel de Cervantes Saavedra
Miguel de Unamuno
Hermanos Álvarez Quintero
Francisco Villaespesa
Constantino Cavafis
Robert Louis Stevenson
Fernando Pessoa
Amado Nervo
Rubén Darío
Walt Whitman
Alfonsina Storni
José María Pemán
Emilio Carrere
César Vallejo
Enrique Gracia Trinidad
Luis Alberto de Cuenca
Raquel Lanseros
Jesús Hilario Tundidor
Luis García Arés
Ángela Reyes
Montserrat Cano
Emilio Porta
Álvaro Fierro Clavero
Jesús Urceloy
Diego Alonso Cánovas
Armando Silles McLaney
Jaume Ojea
Jesús Calonge
Alberto Wagner
Jesús Munárriz
Javier Gilabert
Luisa Grajalva
Jeremías Asensio
Miguel Losada
Marisa Calero
Miguel d’Ors
Sergio Rodríguez Jiménez
Teresa Sánchez Ruiz
Julieta Pellicer
Ricardo Fernández Esteban
Marcos Rincón Cruz
Javier Lostalé
Álvaro Medina de Toro
Noemí Trujillo
Javier Olalde
Manuel Guerrero Cabrera
Angélica Morales
Olga RT
Matteo Barbato
Diego Martín Torrón
Concha García
Montse Escribano Ruiz
Alicia Trujillo
Miguel Ángel Yusta
José Ramón Ayllón Guerrero
José Cereijo
José Manuel Lucía Megías
Carmen Díaz Margarit
José Félix Valdivieso
María Rosa Martín Benitez
Ezequías Blanco
Enrique Gallud Jardiel
Antonio Orihuela
María Rosal
Paloma Serra
Luis de Garma
Conrado Castilla
Margarita Campos
Dolores Conquero
Ignacio María Muñoz
Verónica Aranda
Beatriz Hernanz Angulo
Alejandro Moreno Romero
Ricardo Fernández Moyano
Arturo Amez
Alejandro Céspedes
Juan Carlos Tejero
Ángel Pestime
Joaquín Lera
Julio Santiago
Mills Fox Edgerton
Carlos d’Ors
María del Mar López Vaamonde
Calixto Torres
Marga Artaud
María Teresa Sánchez Martín
Antonio Portillo Casado
Ángeles Fernangómez
Elsa López
Julián Garvín Serrano
Diana Greño Trigueros
María Sanz
Julio Castelló
Juan Ramón Barat
Silvia Company de Castro
Yolanda Izard
Anita Wonham
Jesús Muñoz Morcillo
Martín Ortega Carcelén
Salvador Gómez de Simón
Marina Casado
Andrés París
Miguel Sande
José María Garrido de la Cruz
Balbina Prior Barbarroja
José Luis Morales
Juanma Ruiz
Concha Parada
Almudena Guzmán
Lola Mártínez Cerrada
Celia Puerta
Pablo Behencourt Attías
Pilar García Orgaz
Marisa García Olías
Olga Guadalupe
Antonio Perán Elvira
Marina Tapia
Katy Parra
Silvia Gallego
Pablo Luque Pinilla
Xosé A. Peroz
Eva Vidal
Pepa Nieto Busto
Juana Rodríguez Macías
J.M. Barbot
Juan Carlos Mestre
María Jesús Fuentes
Rafael Soler
Enrique Valle
Carlos Aganzo
Manuel Francisco Reina
Jaime Alejandre
Ester Bueno Palacios
Jesús Ferrero
David Pulido Suárez
Iago Chouza
Adolfo Yáñez

Poema en la revista Masticadores

La revista digital MasticadoresMasticadores ha tenido a bien publicar un poema inédito de mi libro Piedra que mengua:




¿Y si yo me reflejo
no en el mármol suntuoso,
no en el serio alabastro,
ni en cristales o gemas?

¿Y si mi cuerpo anida
mejor sobre pizarras,
y sobre la arenisca
deshace su canción?

¿Y si fuera perfecta
la caricia del canto que la mar ha pulido?

¿Y si soy para ti
un sencillo guijarro
en un nuevo comienzo?




Sobre la ilustración:

En esta serie realizada en blanco y negro, a plumilla, he acercado mi mirada a la piedra como elemento potenciador de metáforas, y buscando posibilidades expresivas al ponerla en relación con otros de un entorno imaginario y sensitivo. Juego con los versos (las palabras) y con los espacios vacíos (el silencio). Esta pequeña propuesta fue elaborada durante mi residencia literaria en Óbidos, concedida por Granada Ciudad de Literatura UNESCO. He intentado que la sutileza del trazo, la geometría de las composiciones trasladen al lector a los orígenes de la poesía visual en los que las palabras y las imágenes dialogaban en estrecha armonía. Los textos incluidos en estas ilustraciones pertenecen a mi libro inédito “Piedra que mengua”, os dejo con una muestra de mi trabajo.

domingo, 17 de marzo de 2024

Un placer haber participado, en el Teatro Municipal de Purullena, en el I Festival "Purullena tiene nombre de Mujer", integrando la mesa de poesía junto con Antonio Praena, Alicia Choin y Pura Fernández.







Reseña de "Corteza" en la revista Paraíso

Todo un placer recibir el regalo de esta reseña de “Corteza”en el número 22 de la revista Paraíso escrita por Álvaro Salvador, en la cual recoge y sintetiza maravillosamente la esencia del libro. Muchísimas gracias a este gran maestro y amigo.




“Marina Tapia (Valparaíso, Chile, 1975) desde su llegada a España en el año 2000 se ha ido construyendo una sólida trayectoria como poeta y artista plástica. Pero ha sido sobre todo en esta su última etapa de residencia en Granada cuando se consolidó su voz más personal. Ha publicado hasta ahora una decena de libros de poemas y ha cosechado algunos de los premios más importantes que se convocan en esta disciplina. Uno de los tres últimos es esta magnífica ‘Corteza’ que nos disponemos a comentar ahora.

El concepto que la autora utiliza como título y como núcleo central de la argumentación que el poemario desarrolla, es un concepto muy querido por mí y que he utilizado en algún libro para intentar definir mi propia poética. En una primera acepción, el diccionario nos habla de la corteza como una piel vegetal y alimentaria, pero en seguida remite también a lo carnal e incluso a lo espiritual: «exterioridad de una cosa no material». La corteza, pues, se asemeja a una coraza que reviste, que protege, pero que también separa, e incluso oculta de las amenazas exteriores, lo más valioso o lo más débil. Así lo señala la autora en el poema del mismo título: «Te acostumbré / corteza, / cuerpo mío ,/ a ser enmudecido, / a la resignación, / al cerco / y, en la mesa, / dejar

que te engulleran / los chacales. / Marcada como res, / carnada para otros, / giraba sobre ruedas ya montadas. / Fui durmiendo a mi savia, su soltura, / aletargando el paso/ hacia mí misma».

El libro, introducido por un prólogo muy iluminador de Cristina Grisolía, se divide en dos partes: «Raíces hondas» y «Ramas altas». En la primera parte, el punto de partida creo que se señala en el poema «Nenúfar en el fango»: «En espacios ajenos, / en un cuerpo asignado, / de alquiler a la muerte / vivo // sin mí y en mí». La herida de la condición está señalada por el color rojo, tal y cómo se describe en el siguiente poema sin título: «Siento este rojo en el rostro / color de la vergüenza de mi especie… // que no existe un color que nos gobierna / que no existe la ira/ que no existe tortura». La causa parece estar en las «voces» del patriarcado, de los «didactas» y así lo señala la autora haciendo un recorrido por las distintas contradicciones de su educación, individual

y colectiva: las voces del sacerdote, del dictador, del padre, del compañero y, en definitiva, del varón: «Quiero romper su reino / de cruces y de culpa, / desatar lo que ayer fue sometido, / andar a tientas, sola / pero libre».

Desde ahí, la lógica del poema se despliega en busca de la identidad del personaje poético, «buscadora de espejos en un mundo de hombres». Y esa búsqueda exigirá riesgo, agotarse hasta el límite: «sabré quien soy al límite, en el filo», nos dice en el poema «Hierba que crece en el luto». Para desembocar inevitablemente en el fracaso del dolor: «Soy esa conjunción de mis dolores / el vuelo sobre el suelo del fracaso». En ese camino de perfección, o liberación, el primer paso consistirá en «despojarse del peso de la imagen», de la imagen adquirida en el espejo de los hombres: «vivir sin piel // vestirme o desvestirme de mí misma». A partir de ahí, la diferencia, la nueva imagen la marcará el cuerpo, el cuerpo de mujer: «Buscadme en el acero de mi cuerpo», dice

en el poema «Cabeza de tormenta». Y en ese camino, apoyada en uno de los tópicos más recurrentes de la poesía tradicional, el árbol, surge de nuevo la imagen de la corteza con un sentido nuevo y —por qué no— pleno, la corteza entendida como la piel, el revestimiento material, pero sobre todo la corteza entendida como una frontera espiritual, ideológica, política: «Definitivamente me apodero / de toda mi corteza / de todo el territorio de mi vida». No es de extrañar, por tanto que el siguiente poema, titulado muy significativamente «Reafirmación» comience diciendo que «ya no me miro al modo de los hombres».

La segunda parte, titulada «Ramas altas», integra una colección de ocho poemas dedicados a distintas figuras femeninas, esas guías que la autora buscaba en el poema «Encargo»: «Una voz semejante / una voz de mujer que nos guíe…» Y esas voces semejantes las componen un grupo de figuras literarias integrado por la Dickinson, la Pardo Bazán, María Zambrano, Gabriela Mistral, Adrienne Rich, pero también por otras más desconocidas como «las mujeres represaliadas», Ana Mañeru, Estela… en definitiva un coro de mujeres que la afirmen en esa nueva juventud que pervive en la garganta. En ese eco del discurso guía femenino que quiere ser, ella espera encontrar la «paz y la palabra» como afirma en el poema dedicado a Gabriela Mistral.

Y la epifanía, el logro final de ese camino de perfección y liberación, se materializa en los dos últimos poemas del libro, en «Celebración»: «Mi mente y su gobierno reverencian / a la mujer madura que conformo». Y, sobre todo, en el poema final «Verbo que sobrevive», en el que se asume la doble condición de la voz del poema, la de mujer y de escritora, doblemente creadora de vida: «Soy mujer / que pare con conciencia / criaturas que puedan / caminar por el mundo, / caerse, rebelarse, decidir».”

jueves, 14 de marzo de 2024

Premio Ángel Martínez Baigorri para "Piedra que mengua"

Muy contenta de que “Piedra que mengua” haya obtenido en Navarra el Premio Ángel Martínez Baigorri.

MARINA TAPIA PÉREZ, nacida en Chile, nacionalizada y residente en España, gana por mayoría el cuadragésimo premio de poesía Ángel Martínez Baigorri (año 2023), convocado por el Ayuntamiento de Lodosa.

El pasado día 12 de marzo, el jurado de la cuadragésima  edición del Certamen de Poesía “Ángel Martínez Baigorri”, correspondiente a la convocatoria del año 2023, emitió su dictamen final, después de unas complicadas deliberaciones que han llevado a otorgar el premio por mayoría.

Como en ocasiones anteriores, el jurado ha estado formado por cuatro personas de reconocido prestigio en el mundo de las letras navarras: Consuelo Allué Villanueva, doctora en Filología Hispánica, profesora de Didáctica de la Literatura en la UPNA y de Lengua y Literatura en Secundaria. Participa habitualmente en revistas y publicaciones con artículos de crítica literaria y de didáctica. Marina Aoiz Monreal, Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra en 2003, ha publicado dieciocho libros de poemas y participado en una treintena de antologías. En 1999 resultó premiada en el XV Certamen de Poesía “Ciudad de Tudela”; en 2006, en el Certamen de Poesía Fernando Castro, en Sahagún; en 2010 recibió el Premio Internacional de Poesía José Verón Gormaz y en 2011, el Premio de Poesía Leonor de Córdoba.. Alfonso Pascal Ros, Premio Ciudad de Pamplona, Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra y Premio Jaén, ha publicado una veintena de poemarios, como «Principio de Pascal» o «Regiones más comprometidas», además de dos poemarios infantiles. Ha sido miembro del Consejo de Redacción de la revista Río ArgaY por la poeta Isabel Logroño Carrascosa, licenciada en Filología Hispánica y en Comunicación Audiovisual. En la actualidad compagina la docencia en Secundaria y Bachillerato, donde imparte clases de Lengua Castellana y Literatura, junto a la investigación universitaria, donde ha dedicado la mayor parte de su trayectoria a la visibilización de la poesía escrita por mujeres. En el año 2017 defendió su tesis doctoral titulada Poesía femenina actual de Navarra en castellano (1975-2015). Escribe desde los diez años y hasta este momento ha obtenido premios en categoría de ganadora, finalista y mención especial del jurado en diversos certámenes.

Por mayoría decidieron conceder el premio al poemario titulado “PIEDRA QUE MENGUA”. Abierta la plica, su autora resultó ser la chilena nacionalizada española y residente en Granada,  Marina Tapia Pérez 

El poemario  Piedra que mengua, en palabras del jurado, “es el mejor elaborado, el más exigente tanto desde el punto de vista formal (ritmo, estructura…)  como del sentido: más cohesionado y mejor compactado. Sorprendió gratamente el ejercicio de intertextualidad que lleva a cabo su autora”.

Los versos de  Sor Juana Inés de la Cruz, Clara Janés, Mariluz Escribano Pueo, Gabriela Mistral, Rosario Castellanos o  María Ángeles Pérez López, entre otros autores, establecen vínculos poéticos entre autor/lector brindando amparo. He hecho de la roca mi refugio, reza el último verso de Piedra que mengua, poemario escrito desde las entrañas de la tierra. No exento de cierta mística, en lo profundo del libro se percibe el latido del mundo, el de un corazón de piedra.

Biografía

Marina Tapia (Valparaíso, Chile. 1975). Poeta, artista plástica y divulgadora cultural. Desde el año 2000 reside en España y desde el 2012 en Granada. Autora de numerosas publicaciones, con numerosos premios en su haber, entre los que  destacan: Voces Nuevas (2007) de la editorial Torremozas, Arte Joven La Latina de la Comunidad de Madrid, 2008, Certamen poético de Guadix 2014, Paco Mollá 2017, Premio Ciudad de Baena 2018, Premio Joaquín Lobato 2019, Premio Águila de Poesía 2021, Finalista del V Premio Internacional Dama de Baza (Aula de Humanismo) o el Premio 8 de marzo por la Igualdad (La Zubia 2023, categoría Cultura), entre otros. Sus poemas han sido incluidos en una treintena de antologías. 

Ha formado parte del catálogo de Animación a la Lectura de la Diputación de Granada y del Programa María Moliner 2019 del Área de Igualdad y Juventud. Pertenece a la Ronda Andaluza del Libro y a la Asociación de mujeres poetas Genialogías. Actualmente imparte dos talleres de poesía en Granada para los Ayuntamientos de Huétor Vega y de La Zubia y para la Asociación ALIAR. Escribe reseñas para diversas revistas literarias como Nayagua, Caocultura, Masticadores o Culturamas, y realiza conferencias sobre poesía.

Entrega del galardón

El Ayuntamiento tiene prevista la publicación del premio, del que se le entregarán 200 ejemplares al ganador, tal y como se contempla en las bases, en un acto público que tendrá lugar en una fecha del otoño próximo en la Casa de Cultura de Lodosa, y que contará con la presencia de la galardonada, autoridades,  miembros del jurado y de la familia del poeta lodosano que da nombre al certamen. 

lunes, 11 de marzo de 2024

Una tarde excelente celebrando el Día de la Mujer junto a la asociación de mujeres Vesci y al Taller de Poesía de Huétor Vega. Muchísimas gracias a Eduardo Tébar por hacerse eco del acto en el diario Ideal:


“El 8M es un acontecimiento señalado para la asociación de mujeres Vesci de Huétor Vega. Sus miembros se suelen reunir cada año en el Centro Social La Nava con motivo de esta conmemoración. En el tradicional encuentro, además de acentuar su compromiso con Día Internacional de la Mujer, enarbolan la reivindicación de la cultura. Sobre todo la inquietud literaria, que constituye una seña de identidad para este colectivo hueteño desde su fundación. Un dato: una elevada cuota de sus integrantes forma parte del taller municipal de poesía, que imparte con enorme éxito la poeta Marina Tapia.

Por eso, no debe extrañar que Vesci haya querido integrar este año a la profesora y a las discípulas (y discípulos, puesto que un par de ellos se sumaron al evento) en su celebración del 8M. En anteriores ocasiones fue habitual leer en público textos de cosecha propia. Esta vez, las integrantes rescataron poemas de autoras como Ángela Figuera Aymerich, Mariluz Escribano, Rosalía de Castro o Gloria Fuertes. La misma Marina Tapia se animó a compartir una bocanada de su obra. Luego, cada cual aportó su nota personal.

«Hay gente que está repitiendo en esta segunda edición del taller y hay nuevas incorporaciones. Existe un interés creciente por la poesía en el municipio. Y contamos con el apoyo del Ayuntamiento», destacaba Tapia a IDEAL. «Ha sido un acto muy emotivo y entrañable, en el que hemos revindicado las voces de muchas escritoras mujeres que están más relegadas en la historia y a las que prestamos atención. Hay grandes escritoras tanto en la Generación del 27 como en la del 50», agregó.

Muchas de las integrantes de Vesci también son asiduas del Club de Lectura que tiene lugar en la Biblioteca Pública Municipal. «La asociación siempre ha tenido un gran interés por la cultura. Llevamos años abriendo una ventana cultural a través de visitas a museos, al patrimonio monumental de Andalucía, e incentivando el acercamiento a la literatura desde nuestros inicios», apuntaba Juana de Miguel, presidenta de Vesci, satisfecha por contribuir a la difusión del taller de poesía. «Llevar a cabo esta actividad el 8 de marzo, como feministas en la sociedad y en Huétor Vega, ha sido para nosotras todo un descubrimiento emocional», resumía.

Por último, otra tradición de Vesci. Desde allá por 1996, la asociación mantiene la costumbre de rendir un homenaje anual a una compañera. La primera fue Carmen Vargas, todo un símbolo en Huétor Vega. Este año, el nombre de la elegida se anunció al final y a modo de sorpresa. Ella es Ana Arquelladas Álvarez, la tesorera, siempre volcada en la asociación de mujeres”.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Función El Ciclo del Agua en Belicena

Un verdadero gusto poder explicar el Ciclo del Agua de forma divertida a los niños. Gracias a las maestras del Colegio La Almohada de Belicena, en especial a Judith y a su directora, por haberme invitado junto a mi compañía de títeres La Gallina Azul. Os dejo con algunas imágenes.
















sábado, 17 de febrero de 2024

Recital de Poesía Erótica Granadina Actual

Ha sido un gusto participar en esta lectura de poesía erótica coordinada por Juan Chirveches, en tan buena compañía y en un lugar como el Centro Artístico de Granada. Os dejo con algunas imágenes del acto y con los poemas que leí, pertenecientes a "El relámpago en la habitación" (Nazarí, 2013).







ENUMERACIÓN

Ayer, amado tótem:
tu cabeza
estuvo entre las fauces del león,
tocó la campanilla varias veces
y derramó
la leche que traía
(¡qué torpe!)
en mi portal;
volvió a cuestionar el mito de Platón en la caverna;
provocó ese diluvio
¡cuánta lluvia!
y destrozó mi arca de Noé;
y Troya fue sitiada por tu potro;
mordisqueaste la boca-manzana
con hambre de recién casado,
de eterno buscador del paraíso;
pusiste tu bandera en la Portada
de Antofagasta,
en la cueva
de Nerja,
en los aros de Saturno;
viniste disfrazado de bombero,
de Pollock, de Picasso, de Yves Klein;
ayer, querido tótem,
salpicaste vida en mi garganta.



DÉBITOS CONYUGALES

No abres
tus ojos de candado.
El farol de la entrada se durmió de desidia.
Y un Albaicín tan blanco,
tan sereno
apagó la armonía de tu cuerpo lascivo.
Me paseo desnuda,
con un corsé y liguero en la ventana,
acerco mis pezones al cristal,
o escribo sobre el muro
un texto que no leen las Clarisas.
No digas que no sabes
seguir este camino de jadeos
que dejo
como un hilo
por el aire.
Facultades posees
para ser la vertiente, el aljibe,
la humedad de esta cueva que se vierte despacio.
Es tan convencional
la forma de cortejo que asumen tus amantes.
Yo te ofrezco, sultán,
un palacio de sexo en Almez.


MYSTES

Contempla mi fervor,
observa cómo van
en procesión
los labios y la lengua
(la voz que, con placer, se suma a veces)
para entonar el salmo de la sed.
Mi boca
recita los misterios
(la creación, el baile de galaxias, los campos del silencio)
y amplía los segundos o atesora
bocetos de verdad en líquida rivera.
Mi boca es la ministra de tu semen.
El único camino de la noche.


Reseña de tres libros de Nélida Cañas en Masticadores

Muchísimas gracias a Felicitas Rebaque, de la revista digital "Masticadores", por incluir mi mirada lectora acerca de tres libros de la autora argentina Nélida Cañas. Espero que os gusten mis palabras y os animen a leerlos.


RESPIRO UN CAMPO DE LINO

            Como ya nos tiene acostumbrados, Nélida Cañas, poeta de lo sutil y desatendido, vuelve a conmovernos con “Respiro un campo de lino”. Ella sabe captar con maestría lo mínimo, lo que en apariencia no reviste importancia, pero que −visto a la luz de las estaciones y de su mirada atenta− dibuja esas huella certera y sutil que emociona. Los movimientos de la naturaleza son perfilados minuciosamente y, a la vez, desde lo alto, desde la visión de un pájaro en vuelo.

            Insinuación, apunte preciso, magia secreta de los espacios abiertos, campos propicios para reflexionar sobre la belleza. Esos elementos son los que nos dona Nélida con su poemario, esa suerte de trascendencia que habita en lo minúsculo.

            Festejamos la calidez de nuevos significados. Aquel espíritu que nos acuna, cuando sabemos leer entre líneas. Tres versos como estos, “El viento/ se hace ovillo/ en los rastrojos”, traerán a nuestra sensibilidad una ráfaga de significados. En los rastrojos, aquello último y olvidado, es justamente donde el viento se entretiene y recrea. ¿Acaso en nuestra vida la verdad y la luz no se pasean más a sus anchas en aquello que descuidamos?

            A veces, una imagen potente y muy vívida le vale a la escritora para definir un paisaje (“El huso de la noche/ hila sueños./ El día lo deshace”); otras, su planteamiento se desgrana y nos regala un conjunto más extenso de asombros (“La lluvia reverbera/ en la laguna./ Una garza/ se sostiene en la orilla/ en una sola pata”).

            Adjetivos precisos que prestan textura y cuentan una historia con limitados recursos: “Una hojita leve/ y sola/ en la indigencia de la tarde”. Esa “indigencia” posee una gran carga simbólica en estos momentos en que hemos dejado a la naturaleza desprotegida y devastada. La autora sabe jugar con lo medido, con una baraja de pocas palabras gana la mente del lector.

            Hermosísimos poemas nos dejarán un gusto de levedad, de extrañeza, de añoranza: “Entra un rayo de sol:/ tu ventana/ se sostiene/ en la pared ruinosa”.

            Y quizá este texto sea el que mejor pueda definir el conjunto, su voluntad, sus pilares: “Escribir./ Escribir lo sublime/ como quien pinta el cielo/ o traza un círculo”. Porque queremos ese dibujo que Nélida Cañas hace de la vida, sus pasajes, su acontecer. Queremos estar imbuidas en su esperanza, en el cúmulo de sus deseos, en esa mirada puesta sobre lo amable y lo ínfimo. Necesitamos que la voz de la poesía nos arrastre por las facetas menos erosionadas de lo humano. Su voz cercana al aire.


 EL LIBRO DE LAS FLORES

            En este bello poemario que se compone de seis partes o momentos −en palabras de la autora− “Lenguaje”, “Danza”, “Ofrenda”, “Enunciación”, “Florecimiento” y “Habla”, Nélida Cañas destila, con un lenguaje preciso, colorido y profundo, un acercamiento al simbolismo contenido en las flores. El libro es una verdadera delicia para los sentidos. Lo plástico, la metáfora, acompasan una voz madura y medida, una voz que no necesita artificios para hablarnos sobre aquello escondido en realidades mínimas. Sirva de ejemplo el poema “Trigales”: “círculo amarillo/ en la memoria/ aro de fuego/ en el que ardo”. O en el excelente texto titulado “Rosa” en el que se compara a esta flor con un mandala en que abreva la luna.

            Con citas muy bien escogidas, Nélida va guiándonos por un camino de sensaciones sutiles, va adentrándonos en su universo único, abanico de pureza léxica y de hallazgos. Quizás los versos “alcanza la belleza de lo que calla” o en “florecer/ florecer al fin/ en el silencio/ de lo leve” sean dos de los textos que mejor definan esta propuesta de la poeta.

            El libro nos seducirá −también− por su vocabulario rico y acorde con lo contado: “inefable planicie/ de lo divino”, “hecho de ideogramas perfumados”, “para ofrecerle la secreta/ vinculación de sus jugos”.

            Os invito a despertar vuestros sentidos en este jardín de encantamientos líricos, “como amantes enloquecidos” de las etéreas delicias de la vida.



SINFONÍA DE AGOSTO

            Tal como nos cuenta Estela Sanlungo en el prólogo de “Sinfonía de agosto”, este poemario es como un libro de definiciones, una especie de diccionario personal donde la poeta nos traslada, de forma delicada y precisa, sus impresiones acerca de un abanico de conceptos que desea volver a revisar y definir. Para ello va allegando múltiples elementos del mundo natural con el que Nélida Cañas -tal como he visto en anteriores trabajos suyos- guarda una relación muy estrecha.

            Y como si fuera un cuento lo que nos quisiera contar con cada poema-definición, la autora comienza sus textos con la palabra “cuando”, llevándonos así a ese tiempo pasado que ahora nuevamente se recrea.

            Nélida se vale de lo conciso, de lo breve, hay un claro intento de apresar algo mínimo y describirlo también con las mínimas palabras. Porque no es necesario adjetivar demasiado cuando lo que se nombra contiene en sí mismo una carga simbólica y plástica. Esto lo sabe muy bien nuestra poeta. Ella nos dice (definiendo la escritura) “cuando abro/ mi libreta de notas/ y/ me dejo decir/ por el lenguaje”. Sí, dejarse decir es lo que busca su poesía, quizá ser un conducto o un canal en el que un lenguaje secreto y no tan evidente se manifieste.

            Veremos en este conjunto que lo mágico, lo onírico, el mundo de la infancia, están muy presentes: “cuando encuentro/ entre las hojas de la hierbabuena/ la leve pluma/ del ángel de la guarda”. Nélida no le teme al diminutivo, a las palabras empapadas de ternura, porque sabe bien regalarles otras dimensiones, lograr que suenen a belleza y sinceridad en nuestros oídos.

            La figura de Emily Dickinson sobrevuela las páginas de esta sinfonía: ambas escritoras cultivan el mundo íntimo de la naturaleza (“y al fin/ no se niega/ al lenguaje de la flor”, “cuando un pajarito/ leve y solo/ es un chisporroteo/ de agua clara”), rescatan el asombro por asuntos que, de tan cercanos, se tornan invisibles para nuestra contemplación.

            Encontraremos también un diálogo bosquejado −a través de precisas pinceladas− con otras autoras y personajes de distintas épocas, que hacen más rico este original diccionario poético.

            Dejad que los compases de estos versos vegetales y serenos, cargados de estaciones y de pequeños hallazgos se desgranen lentamente en el mantel de vuestra escucha.

Marina Tapia