Poemas

 
 

 
 
 
 
 
MUSA



No es mío este retrato

ni el cuerpo que se imprime en esa tela.

La explicación de tantas realidades

no cabe en una mancha de pintura,

así como no cabe en un papel,

esta confrontación del pensamiento

y el acto de cercarlo en lo legible.

Sencillamente es otra la que existe,

la suelta en cada giro,

sin intérpretes,

más allá de este pacto con el cuerpo.




(Del libro "50 Mujeres desnudas")




ARTISTA




No suele acomodarse, no lee los periódicos,

no usa los colores de nueva temporada,

mi arte, aún arrastra los pies al caminar

para atrapar el polvo de la tierra

y viste aquella blusa

transparente

que deja ver sus vicios y sus arcas…

Es a veces sereno el temblor del pincel en el agua,

es crepúsculo rojo.

Y soy como animal que tarda en digerir el mundo,

que nunca se arrepiente de su hambre

y que deja crecer su selva, la maraña

donde nacen más fácil

imágenes y letras.



(Del libro "50 Mujeres desnudas")





POETA




Así como se guardan pétalos y hojas

en medio de los libros

yo guardaba

ciertos trozos de ti,

cutículas,

las hebras de la ropa

que perdías.

Estas cosas las hice sin pudor,

con algo de malicia.

 

Esperando aumentar mi colección

de íntimos tesoros,

recurrí con esmero:

a la lectura suave en tus oídos,

al verso que acorrala,

hechizos de la voz.



Debo confesar a mis lectores

que utilicé al poema

de señuelo.



(Del libro "50 Mujeres desnudas")





DERECHOS Y DEBERES DE LA AUTORA





Probadme, mordisquead mis pensamientos,

los vicios, mis caídas;

es fácil

bajar

la cremallera

de una mujer expuesta, que se dona.

Mas,

no puedo aseguraros 

que lleguéis hasta mí,

a la raíz del llanto o de la risa.

Aún conduzco en medio de la niebla

y es largo este camino de carteles

por el que voy buscando mi morada.



Me doy

pero me guardo,

he ahí mi mercancía.

Dejadme que conserve

algún secreto

furioso

entre los dientes.



Por lo demás, leedme sin piedad.





(Del libro "50 Mujeres desnudas")




NIE




Acepta esta tarjeta

que guarda un historial de múltiples trabajos,

un peregrino andar por el enjambre.

Para la migración

yo fui educada,

para este camuflaje

bajo un color de piel mestizo, silencioso.

Para olvidar la lengua de mi madre

con sus diminutivos, su seseo,

ese calor cubierto, el timbre agudo.



A fuerza de sigilo

esta Sancho morena consiguió refugiarse,

pasar inadvertida,

dejar de pronunciarse en las pisadas.



Yo vestiré la escama que refleje

tu calle con su prisa.



De un rosa deslavado es este NIE,

de un azul que despide en su puerto

a todos los celestes…



Mareo a mi razón,

al peso del ayer guardado entre las uñas

y abro mi garganta

para que me examine

este doctor del hambre y la porfía.



(Del libro "50 Mujeres desnudas")





MUJER SIN CELESTES


Limpiando la casa de señores lunas…

triste es la suerte,

la fama,

la figura,

de la clavada al suelo

y al mueble con espejos.

Ella va con su cuerpo removiendo los barros

porque para sacarlos:

ha matado su orgullo con olores,

ha sepultado el sueño de su vientre.

No me entendáis,

con útiles de aseo se comprende el poema

vivido

de mujer sin celestes.

¡Qué juego de tijera,

de imágenes,

de verdes papelitos de la compra

se han abierto a las manos,

tantas manos!



Yo discutí unas veces con la araña

y los mosquitos

para que se marcharan de los pulcros rincones

que vaciaba de polvo y de vida.

Quería ver las aguas jabonosas

salirse por las casas,

jugar con las burbujas,

detener el lamento de la escoba en el suelo

alargar,

acortar

esa rutina.

Dolorosos los cristos de mujeres cristales,

de las evas-fregonas,

de las vírgenes-ropas,

de las madres distantes.

Entre sus hijos y ellas hay un espacio

santo,

crudo,

hay un parir de pieles trabajoso.



Hoy llora

despacio,

despacito

como pasos de hormigas por los cuartos...

pensando que la luna que mira,

quizás la hará más blanca,

mientras va por las casas

aclarándolo todo.


(Del libro "50 Mujeres desnudas")


 



Cuántos

jueces

padres

sacerdotes

viven en mí

cuántos carceleros.

Hasta dónde sin ellos

llegarían mis alas.

Cuántas desde mi ser

volarán

cuántas...





(Del libro "50 Mujeres desnudas")
 



CONDICIÓN




Aséptica me quieres,

perfecta y que no estorbe en tu vitrina

(como ese ruido aquel de la nevera)

sin puntuación de duda,

sólo un color de fondo en la paleta.

Distante en las mañanas

para seguir pactando caminos al ascenso,

segura por las tardes

para evitar ser peso en tu mochila.

Y sobre todo: lejos.



Estéril.

Diminuta…



(Del libro "50 Mujeres desnudas")






ANUNCIACIÓN II





Parece que ha llegado aquella noche.

Estás capacitado, dador, y yo, dispuesta.



Hace tiempo que espías,

entre-a-bres la puerta

angosta

que recorro

o imaginas el goce

(qué gusto en la saliva,

qué olor se desmigaja en la cintura).



Yo soy como el metal:

taciturna, maleable

a la voz del martillo, del fuego.


Almidoné mi cuerpo

y tenso se dispone a tu arrebato.



Escucha,

la lujuria

es santa,

no te pierdas

el goce de saberte un animal.




(Del libro "El relámpago en la habitación")




MYSTES




Contempla mi fervor,

observa cómo van

en procesión

los labios y la lengua

(la voz que, con placer, se suma a veces)

para entonar el salmo de la sed.

Mi boca

recita los misterios

(la creación, el baile de galaxias, los campos del silencio)

y amplía los segundos o atesora

bocetos de verdad en líquida rivera.



Mi boca es la ministra de tu semen.

El único camino de la noche.




(Del libro "El relámpago en la habitación")





Y NO POSAR EL LABIO…


Y no posar el labio, y no besarte,

y no guardar tu rizo de saliva,

no darle de mamar a tus suspiros,

qué pecado de amor, clavo y espina.





(Del libro "El relámpago en la habitación")





CITA



Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos

y quepa todo el sol en tu actitud de acuario”

(Pablo de Rokha)


Tu piel penetra en mí, completamente.

Al modo de los dioses, me acaricias.

Inventas un compás,

prometes todo el cielo,

reinados en la duna submarina.



Tú sabes distenderme.

La arena te enseñó como borrar 

la huella de otros hombres.        

Silencias mi pasado, sólo dejas,

la clara sinfonía del deseo

y todo el universo se conmueve.



Miradle,

barcas, rocas,

espumas anudadas en su orilla,

cómo aúna la calma y la fuerza,

cómo grita mi nombre.



Cristalina, radiante marcharé hacia la costa

después de copular con el azul.



(Del libro "El relámpago en la habitación")




DISPAROS CON UNA CANON COMPACT




/dijiste/ /ven/ /desnúdate/ /sonríe/

/mis tierras son tan secas/ /no hay futuro/

/yo llevaré tu imagen a mi sombra/ /serás eternidad/

/ya asoma tu pezón como la luna/



/y yo imité la forma/ /en que las huaris/ /ascienden al altar/

/la curva de la costa/ / la dulce turbación de la vicuña/

/me vestí de sudor/ /de nube/ /de sus ojos/



/Ansioso cazador/ /sin rumbo/

/no me mires así/ /con tu párpado luz/

/no me excites/ /te pido…/



/ayer robó mi alma/ /tu canon/

/para siempre/



(Del libro "El relámpago en la habitación")



PETICIÓN



A Sophia Halkidou



Si duermo,

venid a despertarme con guitarras,

cajones

y flamenco.

Si seca mi apetito de buscar

y sueño sin amante por la noche,

venid a seducirme con el cante,

con esa voz quebrada del gitano,

venid con los tacones,

con las afirmaciones en la tierra

a colocar mi agua en otro estanque

que espere el sol, la luna, la mañana.

Y la falseta reine.

Las jóvenes

imiten el paisaje,

la espalda como un árbol

torciéndose nudosa,

la ropa que se suma a la cadencia…



Pellizcad el compás

y pellizcad mi verso.

Soltad al aire vástagos lunares,

que asome la belleza, discreta, por la puerta

y luego se desnude sin temor.



La tierra tiene voz

y sólo se despierta con la danza.




(Del libro "El relámpago en la habitación")






PASEO POR GRANADA



sube/ baja/ ven/ no hay prisa/ el tiempo se invalida/ los relojes/ adquieren la sustancia de Dalí/

y llévame por calles atestadas/ de gente/ nunca he visto/ los ojos de otro hombre/

tan tensos/ suplicar / la dicha/

las viejas teterías/ los bazares/ han sido diseñados para el rapto/

arregla mis encajes/ mi braga que se inquieta en el amor/



tu lengua se apasiona entre la gente/ con la prohibición del arrebato/

no temas/ no te escondas/

nos dejarán hacer los comerciantes/

otorgarán su alcoba de babuchas/el velo/ los espejos/ las especias/

para el banquete ardiente/ en mi jardín/

por San Gregorio carga mi apetito/ y escríbeme otro nombre con tu caña/

mojada en tinta/ en beso/ en ti/ completamente/




(Del libro "El relámpago en la habitación")





RAZÓN PARA ANIDAR



Si llegué a esta planicie

si una fría ciudad no detuvo mi fuga

si Nínive viajaba en mi pupila

si me parezco ahora a su paisaje

y encima de las piedras equilibro

el aire en la viveza

ha sido por tu beso

suavísimo

ovalado

perfecto como el fruto del olivo.




(Del libro "Marjales de interior")




ASALTO Y CLARIDAD



Y vuelvo a recordar que los helechos

desprenden sus sortijas en la sombra,

que el agua habla más claro en las acequias,

en grutas escondidas,

que es breve la estación del esplendor,

que hay que lanzarse al prado

antes que merme

la faz de lo secreto

y ver

y ver

y ver hasta colmarse.


(Del libro "Marjales de interior")
 
 

ESTA DISPOSICIÓN DE PRIMAVERA



Me acoplo, me vislumbro

en cada recoveco de los montes.

Y me transformo en óxido,

en hierba que ha inspirado el aguacero,

o soy como la escarcha:

instante de pureza,

blancura para un juego de oquedad.

Me dejo traspasar,

ya puedo ser calima, viento, musgo,

esa pequeña espora.



He encontrado mi voz

en el murmullo amplio y colectivo

del río, del sendero

hacia los bosques.



(Del libro "Marjales de interior")



CASA CUEVA



Ocre

olor a pino amplio en el tabique

oscuras chimeneas de la cal

y viento

que se cuece

en hornos

del ayer.



Escucha cómo canta en los racimos

el agua subterránea.



Nunca la tierra tuvo tantos labios

para decir: existo

mirad mi arruga fértil

el polvo que levanto como bruma.



Oculta en una cueva de Guadix

maduro en el silencio

mis palabras.



(Del libro "Marjales de interior")
 


MATINÉ



Bajo el telón etéreo de los juncos,

vestidos de colores irisados,

salen a escena,

prestos,

uno a uno:

los patos.



Qué danza más perfecta sobre el agua.

Tan llena de donaire.



Casi aplaudo.



(Del libro "Marjales de interior")




FUENTE VAQUEROS




A calle abierta y sillas espontáneas

levantan los gitanos su festejo

los perros

y los globos

y las nubes

adornan

el compás del vocerío.



Qué rápido palmear.

Qué lento va el ayer por su camino.



(Del libro "Marjales de interior")




DISCURSO EN LA ALAMEDA



Hagamos tanto ruido en el vivir,

que suenen las pisadas.

Las hojas en cuaresma dictarán

quejidos vigorosos.

Que nuestros pies exhorten a otros pies

y el viento emocionado se nos sume.



Debemos celebrar

la vida.


(Del libro "Marjales de interior")
 
 
 
EL ALMENDRO




Maravilla que se abre de pronto

cuando acaba febrero,

a finales del mes de la escarcha.

Pureza que inaugura los marjales,

fanal,

espejo donde asoma el devenir,

blasón

de primavera.



¿Quién te ha sembrado, almendro?

Fui yo

que por las noches alumbraba

un árbol de palomas,

un mástil, un hogar, una columna

para olvidar mi peso y mi pesar,

la cruz

de la vejez.



He querido correr, he querido saltar al vacío,

a la oscura ciudad de la pena

y tú me detuviste con tus ramas

joviales y floridas,

con esa flor de luz

y estambres que sostienen

pasión multiplicada.



Existe, sí, existe la pureza,

lo delicado vive,

aún puedo prender en el ojal

tu leve bailarina redentora,

aspirar la belleza,

la paz que permanece sin edén.



Tu savia nos eleva,

almendro,

dulzura del secano,

dulzura de mi vida

que se apaga.


(Del libro "Marjales de interior")
 
 

CÓDICE VOYNICH



Hombres planta,

mandrágoras,

lotófagos

recorren mi cabeza como espectros.

Tamil,

sánscrito,

lengua de los ángeles,

un texto indescifrable

me visita.



Libro locuaz escrito para ciegos,

para los desterrados de tu altura,

inalcanzable mapa.



¿Qué monje en su scriptorium te alumbró?



Volúmenes miniados y beatos

que podéis transmutar tanta sombra,

no me privéis del alba,

de un mundo que dormita en el silencio,

llevadme hasta el edén

de frutos imposibles

que sacian esta sed de claridad.



Despliega, manuscrito, la belleza,

condúceme al delirio octagonal

con tu caligrafía de quimera,

con tus constelaciones que arrebatan.

Adorna las raíces de este mundo

con zarpas y con signos.



Herbario alquímico,

herbario de los astros,

pregón de lo insondable,

mis ojos se deshacen,

se marchitan

siguiendo la corriente de este siglo

tan vano,

tan prosaico,

tan sensato.



(Del libro "Jardín imposible")




FUENTE DE LAS LÁGRIMAS



“Ignorante del agua voy buscando
una muerte de luz que me consuma”.
(Federico García Lorca)



Presentir la muerte en el fango,

en el liquen,

en la vegetación solemne y escondida,

saber que ya me llama Aynadamar,

que prepara un sudario,

un tálamo de tiempo,

un hábito de agua.

Juego de reflejos,

de planos,

de estaciones,

me aguardan en la Fuente Grande.


Desde la telaraña fatídica del fondo,

en la delicadeza de las libélulas que bordan la fontana,

en las plantas fosforescentes,

en la persistencia del musgo femenino,

en la ascensión sagrada de las burbujas,

todo canta,

albercas, cauchiles y atanores,

todo llama,

telúrico lugar,

sus piedras coronadas de verdor,

su comparsa de hierba y rodaje.

Río que entra en mi sien

y largamente me arresta

con sus cristales.



Saber y no saber,

presagiar

el limbo que se asoma en las choperas.



Voy a seguir cantando,

es mi única verdad,

me lo dice aquel olivo

que ha esparcido mi voz en su copa.



Seguirá refulgiendo el poema,

espádice amarillo,

en cada cicatriz de las cortezas.

Y seré de vosotros,

cuando la dula

del mañana

abra

su misterio.




(Del libro "Caballo del Alba. Voces de Granada para Federico". Diputación de Granada, 2018).





GATO-HELECHO

Catus nephrolepis


A mi hermana Gloria



Me cuidarás cuando yo enferme,

rozarás mis tobillos,

ronronearás tan manso

como el follaje del abeto,

y alargaré mi mano -ya cansada-

a tu pelaje verde.



Felino que nació en una maceta,

con timidez de pétalo,

oliendo a abono fresco y a verano,

a tréboles y a pastos

para mi soledad que fue tan larga,

para mi semillero de preguntas.



Saltas a mi regazo, te acomodas,

cola de enroscada suavidad,

y yo acaricio

la hoja de tu oreja que busca la humedad,

el sol que zigzaguea entre la parra.



Tu cuerpo, que se cubre de rocío,

domina el verbo exacto del aprecio

y guarda mis costumbres en sus ojos,

conoce el estribillo de mis pasos,

discierne cuándo salir u ocultarse

(si alguien me visita),

sabe beber el agua subterránea

con su lengua rizoma,

con sus patas raíces.



Presiento fragancias de macizos,

de heno recién cortado

en la clorofila de tus venas.



No te marchites nunca, no decaigas,

te velaré con esta gratitud

que tanto se parece a la hermandad.





(Del libro "Jardín imposible")





COCHAYUYO

Durvillaea antárctica



Yo sé que he sido libre, por más que se empecinen las mareas del mar en conducirme hacia los hombres. Soy hija de un albor profundo, vestida algunas veces de reflejo, de pardo ofrecimiento, de vedeja. Crecí en la resistencia del que sabe, sin ver, lo que amanece en su interior.



Yo sé que he sido pez.



(Del libro "Jardín imposible")
 


INDIAN PIPE

Monotropa uniflora



Tú,

flor oculta,

enigmática,

color de la verdad sobre la nieve,

rechazas los elogios de la lluvia,

la admiración,

las venias de los hombres.



Ignorada,

como quien dicta cartas a sí misma,

nos habla tu corola

largamente

del brillo esmerilado de una hormiga,

del trébol y la abeja,

de toda la constancia necesaria

para mirar el sol.



Floreces,

Emily Dickinson,

cuando la ambigüedad y la sutileza

pasean sus encantos.



Si pudiera tener tu pigmento de hada,

llegaría al perfume del verso,

a la secreta sed

para esperar contigo,

cada día,

la carta del rocío.



(Del libro "Jardín imposible")



ME CRECE LA INCONSCIENCIA DE LA ORTIGA



Ya no puedo leer, la intrusa me ha quitado facultades, carcome mi intelecto, o pone impedimentos al deseo, y me crecen apéndices bastos, versiones más estoicas de mí misma. Ya no puedo saltar de una página a otra de un libro, mis dedos son peciolos que olvidaron la luz de las vocales, me mata, me consume la savia elemental del subsistir.

Sueño aprender, soñaba, sí, con escalar alturas del lenguaje y vino esta cizaña a desgajar la pulpa del recuerdo, y transformó en ramaje mi soltura. Me duele la simpleza de la vida que ahora se me anuncia, me espanta este vivir elemental, buscar el sol, el agua, el alimento, beber estos afanes. No quiero. No quiero la existencia sin hondura.


(Del libro "Jardín imposible")


DE LO QUE ACONTECIÓ AL GUARDAR DOS HOJAS DE ÁRBOL EN UN LIBRO



Para Ángel Olgoso




Puse a secar dos hojas

dentro de Las frutas de la luna.

Y en aquella fresca buhedera,

fibra a fibra,

se empaparon de visiones,

de un delicioso vértigo,

de sabores extraños,

de bucles y de vívidas atmósferas.



Eclosionaron,

pequeñas cosmogonías,

hacia un sol negro pero destellante.

Germinaron

en cada curva de las letras

con raíces aéreas y zarzillos.



Llegó la primavera.

Sarmentosa,

la rama abandonó las páginas,

trepó por las paredes,

rompió la claraboya del tejado

para invitar al sol y a los vencejos

a su expansión.

Y fue una nebulosa,

y cubrió cada muro del tiempo

hasta alcanzar

los límites.



Un árbol nos cobija,

con su floración perenne,

desde que yo planté dos hojas en un libro.



(Del libro "Jardín imposible")
 
 
 


CELEBRACIÓN


Frente al altar cambiante de la edad,
rescato las palabras vigorosas
que guardé para mí.

Me digo:
la voz no se marchita,
la juventud persiste en la garganta
versando sus picantes saberes y delicias,
capaz de sujetar su floración.

Un sortilegio brota de mi gruta,
un aroma de cuerpo asentado,
y en este medio siglo que me ciñe
soy vaso de mujer,
mirada que equilibra
−así, serenamente−
lo adusto y lo carnal.

Hoy voy a hablar de límites,
del peso del pasado,
de conquistas.

Y yo te quiero, cuerpo,
vulnerable corteza,
te acojo en mi pupila, te sopeso.
En ti se estableció todo el reinado
del tiempo que irrumpía desde fuera,
del tiempo que horadaba desde dentro.

Caderas,
vientre,
pecho que decae,
puedo besaros, sí, puedo alabaros.

Mi mente y su gobierno reverencian
a la mujer madura que conformo.
 
 
(Del libro "Corteza")
 
 
 
RAZÓN DEL DESEMBARCO

    I
Estoy aquí, Granada, ante tus cielos amplios,
ansiosa,
seca,
náufraga.

He llegado
con mi atril-ataúd,
con las ceras que no arden,
y este hato de ropas vacías,
hasta tu fortaleza de leones,
hasta el olor a almizcle y hierbabuena.

Voy por tus casas blancas
desnuda, para asir
la luz que nos regalas cada día.
Escondo en las ranuras de tus muros
mi plegaria, el dolor
que creció como fruto.

Y abres
tu máquina de hacer atardeceres
a este perfil deshecho en la avidez.

Ha sido necesario
bajar a tus baldosas,
librar esta batalla con la sombra,
para volver a mí
por tu camino.

    II
Él me mostró Granada entre la bruma,
me dijo que la Alhambra
domesticaba al sol si es necesario,
él me buscó un refugio entre la piedra.

Y la luna de Lorca
de lejos tutelaba los enjambres.

Grité en el Sacromonte
con esa voz quebrada del gitano
y abrí, por fin, la jaula de mi risa.

Quédate en mí, Granada,
acaso te complazca que me vuelva
alpiste, agua, fuente de unos versos,
acaso
mi corazón de agujas te remiende.


(Del libro "Islario")
 
 
 

DICTADURA



Aunque en tu territorio pronunciase

mis primeras palabras,

no me has parido.


Con un canto marcial nos arrullabas,

con rezos sin altura

y rondas en el patio de los miedos.


Me fugo del rencor que apacentaste,

del labio que no puede decir melancolía,

del muro levantado entre nosotros.


Hay básculas que pesan un tiempo que no vuelve.


Por eso es que rescato de mi fondo

la luz que sobrevive.

Y nada se parece ahora a la delicia

que es tamizar

el mundo.


(Del libro “Corteza")


 
 PLENITUD

            A Elena Martín Vivaldi


Cuando tu verso nombra:
caben y caben noches en una sola frase,
se engrasa aquel lenguaje que rechina,
se amplía como el mar
un instante conciso,
y llueven tus latidos en mi escucha.

Un árbol de amarillo incandescente,
un árbol me florece
si pronuncia tu voz

          una palabra viva

que presto ha modelado tu deseo.
 
 
(Del libro "Un kilim de palabras")
 
 
 
 VOCACIÓN

                                “Yo solo sé que es un placer que duele,
                                que es un dolor que atormentado halaga,
                                llama que de la vida se alimenta,
                                mas sin la cual la vida se apagara”
      
                                     (Rosalía de Castro)


Si alguien me pregunta por mi oficio
o pide que describa lo que hago. ¿Qué diré?
Responderé segura soy poeta.

He sido, soy, seré poeta.
Y así como luciérnaga
que el fango del pesar alumbra,
un grillo que inaugura
la lumbre, la alegría del verano
yo seguiré entonando
mis músicas secretas,
y cada exhalación, cada grafía
que vive en mi interior será textura,
un auténtico enjambre de aliento,
un quejido feliz.

Poeta precedida de otros vuelos
sobre la misma flor del mundo.

Pequeña es la palabra escrita,
de holgada magnitud.

Arrojo y discreción.
Elevación y hondura.
Poeta.


(Del libro "Bosque y silencio")


FOTOSÍNTESIS


        “Faltan, en mi opinión, muchos poemas sobre la fotosíntesis”
                                                            (Yayo Herrero)

Mientras parece mudo
lo que sucede aquí,
mientras respiro
y baila en mi cuaderno
el lápiz, su vaivén,
acontecen milagros
sutiles y diversos.
Transformaciones.
Cápsulas de química.
El verde silencio vegetal.
Bajo una inoperancia relativa,
tiempo y luz,
muerte bautizada.

Empeño de la vida por nombrarse.


 
(Del libro "Bosque y silencio")           
 
 
 12

Cordilleras,
salientes emotivas,
locura de racimos para el vuelo.
Sois hálito ascendente,
o dedos de las diosas que, dormidas,
levantan sus pulgares y acarician
la pulpa de las nubes.
Exhausta buscaré vuestros pinares,
la quena de los vientos,
el silencio.

Afán sin dilación.

En vosotras me sé pequeña eternamente,
me nutro de nostalgia,
de vuestra maternal fosforescencia.
Soy esa bestia libre
que nunca ha de cazar la humanidad.

Sueño de piedra que soñamos,
piedras del mundo pastoreadas*
.
 
Abecé de mi canto,
que en cada roquedal se enreda.
Moldeadas del color de lo sencillo,
sois mesa de la casa,
sois cama,
sois tejado,
y aquel brazo fantasma que me lleva.

Mis sísmicas amantes,
no me dejéis
sin cuna de la infancia,
sin lápida que bese vuestro suelo.

No hay belleza más alta que los Andes.
No hay aridez más dulce que Atacama.
Y no hay dolor más hondo que Pisagua.

*Intertexto de Gabriela Mistral


TERCETO DE LA LUZ NEGRA


“Quizá todo lo terrible no sea,

en lo más hondo de su fundamento,

más que lo desvalido que nos pide ayuda”

(Rainer Maria Rilke)



I

INVITACIÓN DE LORD BYRON


Amarga es la pulsión que me visita.

Dice que ya no escriba, que me apague,

que todo ha de llevar hasta el olvido:

tu aliento y mi tesón.

Más yo arderé en la luz de mi decir,

seré este lucernario que en la tumba

ha de cantar sin brida, sin bozal.


Escribo desde siempre,

escribo en el acuoso humor de las pupilas,

vomito mi escritura,

tanteo,

sueño

oscuros pasadizos,

o lagos de ceniza,

mutismos y presencias fantasmales,

porque en la encrucijada de la noche

irrumpe la belleza,

porque en lo más oscuro de mis huesos

se mece, se pasea

inquieta

la verdad.


Espada del crear,

tormenta de ir vistiendo

de fuego las palabras,

de acometer al mundo,

de estremecer al lobo del silencio.


Venid y recorramos la tierra de Rousseau,

rescate nuestro canto la ribera

de un cielo agonizante.


Escribid, escribid, amigos míos,

pupilos de la bestia de un relato,

imaginad cadáveres y sangre

que vive eternamente en la memoria,

inoculad de voz a este verano,

que tan sombrío viene hasta Diodati.



II

PROMESAS DE MARY SHELLEY


Intensa ensoñación que me visita,

hondo clamor de bruma y agonía

habita entre las sombras de esta Villa.

Si a todo este paisaje yo le sumo

el nombre que presiento,

que empieza en un deseo

y me consume.

¿Cómo puedo cerrar las ventanas?

Dondequiera que miro le advierto.

Ay, sus manos,

sus brazos exangües.

Ay, su cuerpo de inerte consuelo.


Si miro hacia mi ayer

no me conozco,

veo la complacencia que he vestido,

un conformismo gris,

un no querer espejo que me cace.


Iré hacia los glaciales impolutos

para verter el magma de mi voz.

Rescataré preguntas

que punzaban

mi piel de adormidera.

Soltaré cada nudo del miedo

aunque un monstruo

me siga.


Y si en adormecerme

los hombres se entretienen,

en aplastar mi firme voluntad:

yo iré manchando páginas de tinta,

de fuerza y rebeldía,

de fulgor.


Viviré,

vivirás

en el mismo dintel de la muerte.



III

ADVERTENCIAS DE LA CRIATURA


No solo la inventiva,

no solo el devenir, la confluencia

de astros y presagios,

no solo la amalgama del verano

boreal con el invierno;

ha sido la pasión,

eléctricos encuentros,

las alcobas

hambrientas que pedían alumbrar.


Lo vivo siempre nace del placer,

de impulsos que envenenan, que desarman.


Soy de ella, de él,

de vosotros,

de esa turbia moheda

de culpas.

Nadie me lloraría si muriese,

y aunque mi soledad es absoluta,

ya se yergue la vida

en mí (o una parodia),

tu ardor,

la sima del instinto,

el juego de la carne,

su insolencia

feroz la ha levantado.


Qué angustia y qué deleite me atenaza.


Por eso tengo alma y sobrevivo,

por eso es que mi sombra ha de seguir

mordiendo,

masticando en tu ventana

cada grito de hiel y lascivia.


(Del libro “Diodati, la cuna del monstruo")



Padre,

he despertado

de ese sueño que quiso

resistirse a olvidar

tus canciones de cuna.

Han volado los santos de su bella repisa.

Rodó abajo la ilusa conclusión del ayer.

Todo se hizo materia.

Huyeron como Judas

tu credo y tus lecciones.


Ya puede andar descalzo

mi palpitar,

mi aliento.


Para vivir en tierra

no me vale tu cielo.


(Del libro “Corteza”)

 

 

BOCETO SIN MODELO

 

 

Valparaíso,

encima de esta grieta te recreo;

dibujo una ciudad idéntica a tus brazos,

un triste imaginario

de ritos sin deidad y crónicas borrosas.

Es nítida mi casa por las noches

(porque tu forma pierde los contornos),

es cálida en verano

(porque el calor del norte

sofoca los esbozos de mi marcha).


Como los cristaleros,

me alejo para ver si quedan huellas.


Regálame retratos de ti para encontrarme,

para saber que es nítido el ahora.


Yo quiero derrotar a la nostalgia,

a todos sus secuaces.


Es ciega esta plumilla que te busca,

olvida los olores, los matices,

la luz

que dibujaba tu perfil.


(Del libro “Islario”)

 

RAPTO



Se existe por instantes de luz. O de tiniebla.

Lo demás son las horas, los telones de fondo,

el gris para el contraste. Lo demás es la nada”

(Rafael Guillén)



Escribamos poesía,

pero que sea sol, verdad rotunda,

como un deslumbramiento que acorrala.

Verdad sin más, relieve de un instante

que casi se modela con las manos.

No exista la impostura,

la locución vacía,

las letras que dan cuerda a los aplausos.


Cada vez que se abraza el poema:

escuecen las ideas anotadas,

el mundo se aglutina en las costillas,

fermenta la emoción,

y pesa todo, y vuelve

la intensidad del Hoy a dominarte.


Escribamos latidos, no versos,

−como siempre buscó Rafael−

con lucidez,

con fuego,

con renuncia.


Jugar al todo o nada sobre el texto.


(Del libro “Para decir amor sencillamente. Homenaje a Rafael Guillén”)

 

 

ARIADNAS


Allá en Valparaíso

tejen las pescadoras sus redes al ocaso

a través de los tiempos

aletean sus manos

entrelazando un hilo transparente

que les brota

del pecho.



(Del libro “Un kilim de palabras”)

 

 

VOCES


En mi cabeza suena

la voz de ese didacta,

que insiste en ordenar

el aire de los días.

Me grita, me endereza,

me acomoda en la silla,

su voz traspasa el muro del pasado.

Renace de un recuerdo

guardado en mis esquinas.

Se vuelven contra mí

sus lecciones de piedra.

Quiero romper su reino

de cruces y de culpa,

desatar lo que ayer fue sometido,

andar a tientas, sola,

pero libre.


(Del libro “Corteza”)

 

 

                    A Emilia Pardo Bazán


No consienten los críticos

sentarme en sus sillones.


No cederá su asiento el literato.


No pretendo entreabrir

esos ojos lacrados.


No deseo llegar a ellos con diplomas,

con bulas o licencias.


No soy su inspiración,

exhalo pensamiento.


Mi canto al aire tiene forma propia

de cuerpo de mujer,

es libre y anterior

a toda hechura ajena.


(Del libro “Corteza”)

 

 

31


¿Y si yo me reflejo

no en el mármol suntuoso,

no en el serio alabastro,

ni en cristales o gemas?


¿Y si mi cuerpo anida

mejor sobre pizarras,

y sobre la arenisca

deshace su canción?


¿Y si fuera perfecta

la caricia del canto que la mar ha pulido?


¿Y si soy para ti

un sencillo guijarro

en un nuevo comienzo?

 

(Del libro “Piedra que mengua”)


11

                            fui

                        magma

                    endurecido,

                esfinge, león asirio,

            gema etrusca, Stonehenge,

        estela rúnica, columna romana,

     obelisco, castillo, Machu Picchu,

        muro de Buraq, Kaaba, zigurat,

        sarcófago íbero, estela rúnica,

        Valle de Piedras Encimadas,

            dolmen de Antequera

                Petra y Altamira,

                        crátera



                                                    Por los siglos seré

                                                        amor indestructible,

 

                                                                    inamovible roca

                                                                            enamorada y alta.


(Del libro "Piedra que mengua")


4

Tan sólo las perdidas han de buscar

intensa piel debajo de la carne,

un fuego inextinguible,

la voz agazapada en la materia.


Tan solo las dolientes y abatidas,

o las que pueden ver

−aún sobre pantanos− su retrato.


Tan solo las que emigran, las que vagan,

a las que no calienta el sol de los aplausos,

el premio de los tiempos,

aquellas que derraman su dialecto

(a modo de esperanza)

en verdades proscritas,

en círculos heridos,

y crean un reducto para ser

la piedra que su forma se sacude*.


*Intertexto de Clara Janés


(Del libro “Piedra que mengua”)

 

 

18


Ya ha muerto mi ilusión, y era tan pura.

Alumbrada en mi pecho, en ese altillo

del corazón. Qué blanco cervatillo

apuñaló el destino con premura.


Y vivo restañando mi rotura,

en ceremonia eterna, sin anillo,

como si fuera Éter, dios del brillo

que ha perdido la luz en la espesura.


Prestadme un sentimiento enverdecido,

un entusiasmo nuevo y ascendente,

un ansia alimentada por tizones.


Es triste este vivir tan carcomido,

es duro el arrastrarse en la corriente.

No es vida la que olvida sus razones.

 

(Del libro "Piedra que mengua"



 22


Madre Piedra que estás en la tierra,
santificada sea tu estirpe.
Vuelva a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en el magma como en el cosmos.
El agua nuestra de cada día
dánosla hoy
para lavar el cuerpo,
para lavar el alma.
Y perdona nuestras ofensas,
nuestra extracción voraz de tu materia,
ese eterno saqueo.
No nos dejes caer en la codicia.
Y líbranos de nosotros,
Piedra Madre.

(Del libro "Piedra que mengua")
 


 

2 comentarios:

  1. Todo un regalo. Gracias.

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    1. Muchas gracias por tu comentario y valoración! Tengo que actualizar un poquito esta sección y agregar los poemas de los últimos libros. En estos días lo haré por si quiere leerlos. Un saludo!!

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