MUSA
No es mío este
retrato
ni el cuerpo que se
imprime en esa tela.
La explicación de
tantas realidades
no cabe en una
mancha de pintura,
así como no cabe en
un papel,
esta confrontación
del pensamiento
y el acto de
cercarlo en lo legible.
Sencillamente es
otra la que existe,
la suelta en cada
giro,
sin intérpretes,
más allá de este
pacto con el cuerpo.
(Del libro 50 Mujeres desnudas)
ARTISTA
No suele acomodarse, no lee los periódicos,
no usa los colores de nueva temporada,
mi arte, aún arrastra los pies al caminar
para atrapar el polvo de la tierra
y viste aquella blusa
transparente
que deja ver sus vicios y sus arcas…
Es a veces sereno el temblor del pincel en el agua,
es crepúsculo rojo.
Y soy como animal que tarda en digerir el mundo,
que nunca se arrepiente de su hambre
y que deja crecer su selva, la maraña
donde nacen más fácil
imágenes y letras.
(Del libro 50 Mujeres desnudas)
POETA
Así como se guardan
pétalos y hojas
en medio de los
libros
yo guardaba
ciertos trozos de
ti,
cutículas,
las hebras de la
ropa
que perdías.
Estas cosas las hice
sin pudor,
con algo de malicia.
Esperando aumentar
mi colección
de íntimos tesoros,
recurrí con esmero:
a la lectura suave
en tus oídos,
al verso que
acorrala,
hechizos de la
voz.
Debo confesar a mis
lectores
que utilicé al
poema
de señuelo.
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
DERECHOS Y
DEBERES DE LA AUTORA
Probadme,
mordisquead mis pensamientos,
los vicios, mis
caídas;
es fácil
bajar
la cremallera
de una mujer
expuesta, que se dona.
Mas,
no puedo
aseguraros
que lleguéis hasta
mí,
a la raíz del
llanto o de la risa.
Aún conduzco en
medio de la niebla
y es largo este
camino de carteles
por el que voy
buscando mi morada.
Me doy
pero me guardo,
he ahí mi
mercancía.
Dejadme que conserve
algún secreto
furioso
entre los dientes.
Por lo demás,
leedme sin piedad.
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
NIE
Acepta esta tarjeta
que guarda un
historial de múltiples trabajos,
un peregrino andar
por el enjambre.
Para la migración
yo fui educada,
para este camuflaje
bajo un color de
piel mestizo, silencioso.
Para olvidar la
lengua de mi madre
con sus diminutivos,
su seseo,
ese calor cubierto,
el timbre agudo.
A fuerza de sigilo
esta Sancho morena
consiguió refugiarse,
pasar inadvertida,
dejar de
pronunciarse en las pisadas.
Yo vestiré la
escama que refleje
tu calle con su
prisa.
De un rosa deslavado
es este NIE,
de un azul que
despide en su puerto
a todos los
celestes…
Mareo a mi razón,
al peso del ayer
guardado entre las uñas
y abro mi garganta
para que me examine
este doctor del
hambre y la porfía.
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
MUJER
SIN CELESTES
Limpiando
la casa de señores lunas…
triste
es la suerte,
la
fama,
la
figura,
de
la clavada al suelo
y
al mueble con espejos.
Ella
va con su cuerpo removiendo los barros
porque
para sacarlos:
ha
matado su orgullo con olores,
ha
sepultado el sueño de su vientre.
No
me entendáis,
con
útiles de aseo se comprende el poema
vivido
de
mujer sin celestes.
¡Qué
juego de tijera,
de
imágenes,
de
verdes papelitos de la compra
se
han abierto a las manos,
tantas
manos!
Yo
discutí unas veces con la araña
y
los mosquitos
para
que se marcharan de los pulcros rincones
que
vaciaba de polvo y de vida.
Quería
ver las aguas jabonosas
salirse
por las casas,
jugar
con las burbujas,
detener
el lamento de la escoba en el suelo
alargar,
acortar
esa
rutina.
Dolorosos
los cristos de mujeres cristales,
de
las evas-fregonas,
de
las vírgenes-ropas,
de
las madres distantes.
Entre
sus hijos y ellas hay un espacio
santo,
crudo,
hay
un parir de pieles trabajoso.
Hoy
llora
despacio,
despacito
como
pasos de hormigas por los cuartos...
pensando
que la luna que mira,
quizás
la hará más blanca,
mientras
va por las casas
aclarándolo
todo.
CRÓNICA
-Ha
sido un coma etílico-
dijo el de bata
verde
aquella noche.
Su familia
atribuyó este
hecho a la desidia
social
que nos embriaga.
En tierras
extranjeras
había contraído
su afición
por juegos de
palabras
que
inevitablemente la arrastraron
a juegos
más temibles.
Si no hubiese
buscado
beber con esa boca
el cielo
y el infierno
aún estaría
muerta
con nosotros.
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
Cuántos
jueces
padres
sacerdotes
viven en mí
cuántos carceleros.
Hasta dónde sin
ellos
llegarían mis alas.
Cuántas desde mi
ser
volarán
cuántas...
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
CONDICIÓN
Aséptica
me quieres,
perfecta
y que no estorbe en tu vitrina
(como
ese ruido aquel de la nevera)
sin
puntuación de duda,
sólo
un color de fondo en la paleta.
Distante
en las mañanas
para
seguir pactando caminos al ascenso,
segura
por las tardes
para
evitar ser peso en tu mochila.
Y
sobre todo: lejos.
Estéril.
Diminuta…
(Del libro 50
Mujeres desnudas)
ANUNCIACIÓN
II
Parece
que ha llegado aquella noche.
Estás
capacitado, dador, y yo, dispuesta.
Hace
tiempo que espías,
entre-a-bres
la puerta
angosta
que
recorro
o
imaginas el goce
(qué
gusto en la saliva,
qué
olor se desmigaja en la cintura).
Yo
soy como el metal:
taciturna,
maleable
a
la voz del martillo, del fuego.
Almidoné
mi cuerpo
y
tenso se dispone a tu arrebato.
Escucha,
la
lujuria
es
santa,
no
te pierdas
el
goce de saberte un animal.
(Del
libro El relámpago en la habitación)
MYSTES
Contempla mi fervor,
observa
cómo van
en
procesión
los
labios y la lengua
(la
voz que, con placer, se suma a veces)
para
entonar el salmo de la sed.
Mi
boca
recita
los misterios
(la
creación, el baile de galaxias, los campos del silencio)
y
amplía los segundos o atesora
bocetos
de verdad en líquida rivera.
Mi
boca es la ministra de tu semen.
El
único camino de la noche.
(Del
libro El relámpago en la habitación)
Y
NO POSAR EL LABIO…
Y
no posar el labio, y no besarte,
y
no guardar tu rizo de saliva,
no
darle de mamar a tus suspiros,
qué
pecado de amor, clavo y espina.
(Del
libro El relámpago en la habitación)
CITA
“Posiblemente
quepa todo el mar en tus ojos
y
quepa todo el sol en tu actitud de acuario”
Pablo
de Rokha
Tu
piel penetra en mí, completamente.
Al
modo de los dioses, me acaricias.
Inventas
un compás,
prometes
todo el cielo,
reinados
en la duna submarina.
Tú
sabes distenderme.
La
arena te enseñó como borrar
la
huella de otros hombres.
Silencias
mi pasado, sólo dejas,
la
clara sinfonía del deseo
y
todo el universo se conmueve.
Miradle,
barcas,
rocas,
espumas
anudadas en su orilla,
cómo
aúna la calma y la fuerza,
cómo
grita mi nombre.
Cristalina,
radiante marcharé hacia la costa
después
de copular con el azul.
(Del
libro El relámpago en la habitación)
DISPAROS
CON UNA CANON COMPACT
/dijiste/
/ven/ /desnúdate/ /sonríe/
/mis
tierras son tan secas/ /no hay futuro/
/yo
llevaré tu imagen a mi sombra/ /serás eternidad/
/ya
asoma tu pezón como la luna/
/y
yo imité la forma/ /en que las huaris/ /ascienden al altar/
/la
curva de la costa/ / la dulce turbación de la vicuña/
/me
vestí de sudor/ /de nube/ /de sus ojos/
/Ansioso
cazador/ /sin rumbo/
/no
me mires así/ /con tu párpado luz/
/no
me excites/ /te pido…/
/ayer
robó mi alma/ /tu canon/
/para
siempre/
(Del
libro El relámpago en la habitación)
PETICIÓN
A
Sophia Halkidou
Si
duermo,
venid
a despertarme con guitarras,
cajones
y
flamenco.
Si
seca mi apetito de buscar
y
sueño sin amante por la noche,
venid
a seducirme con el cante,
con
esa voz quebrada del gitano,
venid
con los tacones,
con
las afirmaciones en la tierra
a
colocar mi agua en otro estanque
que
espere el sol, la luna, la mañana.
Y
la falseta reine.
Las
jóvenes
imiten
el paisaje,
la
espalda como un árbol
torciéndose
nudosa,
la
ropa que se suma a la cadencia…
Pellizcad
el compás
y
pellizcad mi verso.
Soltad
al aire vástagos lunares,
que
asome la belleza, discreta, por la puerta
y
luego se desnude sin temor.
La
tierra tiene voz
y
sólo se despierta con la danza.
(Del
libro El relámpago en la habitación)
PASEO
POR GRANADA
sube/
baja/ ven/ no hay prisa/ el tiempo se invalida/ los relojes/
adquieren la sustancia de Dalí/
y
llévame por calles atestadas/ de gente/ nunca he visto/ los ojos de
otro hombre/
tan
tensos/ suplicar / la dicha/
las
viejas teterías/ los bazares/ han sido diseñados para el rapto/
arregla
mis encajes/ mi braga que se inquieta en el amor/
tu
lengua se apasiona entre la gente/ con la prohibición del arrebato/
no
temas/ no te escondas/
nos
dejarán hacer los comerciantes/
otorgarán
su alcoba de babuchas/el velo/ los espejos/ las especias/
para
el banquete ardiente/ en mi jardín/
por
San Gregorio carga mi apetito/ y escríbeme otro nombre con tu caña/
mojada
en tinta/ en beso/ en ti/ completamente/
(Del
libro El relámpago en la habitación)
RAZÓN PARA ANIDAR
Si llegué a esta planicie
si una fría ciudad no detuvo mi fuga
si Nínive viajaba en mi pupila
si me parezco ahora a su paisaje
y encima de las piedras equilibro
el aire en la viveza
ha sido por tu beso
suavísimo
ovalado
perfecto como el fruto del olivo.
(Del libro Marjales de interior)
ASALTO Y CLARIDAD
Y vuelvo a recordar que los helechos
desprenden sus sortijas en la sombra,
que el agua habla más claro en las
acequias,
en grutas escondidas,
que es breve la estación del
esplendor,
que hay que lanzarse al prado
antes que merme
la faz de lo secreto
y ver
y ver
y ver hasta colmarse.
(Del libro Marjales de interior)
ESTA DISPOSICIÓN DE PRIMAVERA
Me acoplo, me vislumbro
en cada recoveco de los montes.
Y me transformo en óxido,
en hierba que ha inspirado el aguacero,
o soy como la escarcha:
instante de pureza,
blancura para un juego de oquedad.
Me dejo traspasar,
ya puedo ser calima, viento, musgo,
esa pequeña espora.
He encontrado mi voz
en el murmullo amplio y colectivo
del río, del sendero
hacia los bosques.
(Del libro Marjales de interior)
CASA CUEVA
Ocre
olor a pino amplio en el tabique
oscuras chimeneas de la cal
y viento
que se cuece
en hornos
del ayer.
Escucha cómo canta en los racimos
el agua subterránea.
Nunca la tierra tuvo tantos labios
para decir: existo
mirad mi arruga fértil
el polvo que levanto como bruma.
Oculta en una cueva de Guadix
maduro en el silencio
mis palabras.
(Del libro Marjales de interior)
MATINÉ
Bajo el telón etéreo de los juncos,
vestidos de colores irisados,
salen a escena,
prestos,
uno a uno:
los patos.
Qué danza más perfecta sobre el agua.
Tan llena de donaire.
Casi aplaudo.
(Del libro Marjales de interior)
FUENTE VAQUEROS
A calle abierta y sillas espontáneas
levantan los gitanos su festejo
los perros
y los globos
y las nubes
adornan
el compás del vocerío.
Qué rápido palmear.
Qué lento va el ayer por su camino.
(Del libro Marjales de interior)
DISCURSO EN LA ALAMEDA
Hagamos tanto ruido en el vivir,
que suenen las pisadas.
Las hojas en cuaresma dictarán
quejidos vigorosos.
Que nuestros pies exhorten a otros
pies
y el viento emocionado se nos sume.
Debemos celebrar
la vida.
(Del libro Marjales de interior)
EL ALMENDRO
Maravilla que se abre de pronto
cuando acaba febrero,
a finales del mes de la escarcha.
Pureza que inaugura los marjales,
fanal,
espejo donde asoma el devenir,
blasón
de primavera.
¿Quién te ha sembrado, almendro?
Fui yo
que por las noches alumbraba
un árbol de palomas,
un mástil, un hogar, una columna
para olvidar mi peso y mi pesar,
la cruz
de la vejez.
He querido correr, he querido saltar al
vacío,
a la oscura ciudad de la pena
y tú me detuviste con tus ramas
joviales y floridas,
con esa flor de luz
y estambres que sostienen
pasión multiplicada.
Existe, sí, existe la pureza,
lo delicado vive,
aún puedo prender en el ojal
tu leve bailarina redentora,
aspirar la belleza,
la paz que permanece sin edén.
Tu savia nos eleva,
almendro,
dulzura del secano,
dulzura de mi vida
que se apaga.
(Del libro Marjales de interior)
CÓDICE VOYNICH
Hombres planta,
mandrágoras,
lotófagos
recorren mi cabeza como espectros.
Tamil,
sánscrito,
lengua de los ángeles,
un texto indescifrable
me visita.
Libro locuaz escrito para ciegos,
para los desterrados de tu altura,
inalcanzable mapa.
¿Qué monje en su scriptorium te
alumbró?
Volúmenes miniados y beatos
que podéis transmutar tanta sombra,
no me privéis del alba,
de un mundo que dormita en el silencio,
llevadme hasta el edén
de frutos imposibles
que sacian esta sed de claridad.
Despliega, manuscrito, la belleza,
condúceme al delirio octagonal
con tu caligrafía de quimera,
con tus constelaciones que arrebatan.
Adorna las raíces de este mundo
con zarpas y con signos.
Herbario alquímico,
herbario de los astros,
pregón de lo insondable,
mis ojos se deshacen,
se marchitan
siguiendo la corriente de este siglo
tan vano,
tan prosaico,
tan sensato.
(Del libro Jardín imposible)
FUENTE DE LAS LÁGRIMAS
“Ignorante del agua voy buscando
una muerte de luz que me consuma”.
Federico García Lorca
Presentir la muerte en el fango,
en el liquen,
en la vegetación solemne y escondida,
saber que ya me llama Aynadamar,
que prepara un sudario,
un tálamo de tiempo,
un hábito de agua.
Juego de reflejos,
de planos,
de estaciones,
me aguardan en la Fuente Grande.
Desde la telaraña fatídica del fondo,
en la delicadeza de las libélulas que
bordan la fontana,
en las plantas fosforescentes,
en la persistencia del musgo femenino,
en la ascensión sagrada de las
burbujas,
todo canta,
albercas, cauchiles y atanores,
todo llama,
telúrico lugar,
sus piedras coronadas de verdor,
su comparsa de hierba y rodaje.
Río que entra en mi sien
y largamente me arresta
con sus cristales.
Saber y no saber,
presagiar
el limbo que se asoma en las choperas.
Voy a seguir cantando,
es mi única verdad,
me lo dice aquel olivo
que ha esparcido mi voz en su copa.
Seguirá refulgiendo el poema,
espádice amarillo,
en cada cicatriz de las cortezas.
Y seré de vosotros,
cuando la dula
del mañana
abra
su misterio.
(Del
libro Caballo del Alba. Voces de Granada para Federico, Diputación de Granada, 2018).
GATO-HELECHO
Catus nephrolepis
A mi hermana Gloria
Me cuidarás cuando yo enferme,
rozarás mis tobillos,
ronronearás tan manso
como el follaje del abeto,
y alargaré mi mano -ya cansada-
a tu pelaje verde.
Felino que nació en una maceta,
con timidez de pétalo,
oliendo a abono fresco y a verano,
a tréboles y a pastos
para mi soledad que fue tan larga,
para mi semillero de preguntas.
Saltas a mi regazo, te acomodas,
cola de enroscada suavidad,
y yo acaricio
la hoja de tu oreja que busca la
humedad,
el sol que zigzaguea entre la
parra.
Tu cuerpo, que se cubre de rocío,
domina el verbo exacto del aprecio
y guarda mis costumbres en sus ojos,
conoce el estribillo de mis pasos,
discierne cuándo salir u ocultarse
(si alguien me visita),
sabe beber el agua subterránea
con su lengua rizoma,
con sus patas raíces.
Presiento fragancias de macizos,
de heno recién cortado
en la clorofila de tus venas.
No te marchites nunca, no decaigas,
te velaré con esta gratitud
que tanto se parece a la
hermandad.
(Del libro Jardín imposible)
COCHAYUYO
Durvillaea antárctica
Yo sé que he sido libre, por más que
se empecinen las mareas del mar en conducirme hacia los hombres. Soy
hija de un albor profundo, vestida algunas veces de reflejo, de pardo
ofrecimiento, de vedeja. Crecí en la resistencia del que sabe, sin
ver, lo que amanece en su interior.
Yo sé que he sido pez.
(Del libro Jardín imposible)
INDIAN PIPE
Monotropa uniflora
Tú,
flor oculta,
enigmática,
color de la verdad sobre la nieve,
rechazas los elogios de la lluvia,
la admiración,
las venias de los hombres.
Ignorada,
como quien dicta cartas a sí misma,
nos habla tu corola
largamente
del brillo esmerilado de una hormiga,
del trébol y la abeja,
de toda la constancia necesaria
para mirar el sol.
Floreces,
Emily Dickinson,
cuando la ambigüedad y la sutileza
pasean sus encantos.
Si pudiera tener tu pigmento de hada,
llegaría al perfume del verso,
a la secreta sed
para esperar contigo,
cada día,
la carta del rocío.
(Del libro Jardín imposible)
ME CRECE LA
INCONSCIENCIA DE LA ORTIGA
Ya no puedo leer, la
intrusa me ha quitado facultades, carcome mi intelecto, o pone
impedimentos al deseo, y me crecen apéndices bastos, versiones más
estoicas de mí misma. Ya no puedo saltar de una página a otra de un
libro, mis dedos son peciolos que olvidaron la luz de las vocales, me
mata, me consume la savia elemental del subsistir.
Sueño aprender,
soñaba, sí, con escalar alturas del lenguaje y vino esta cizaña a
desgajar la pulpa del recuerdo, y transformó en ramaje mi soltura.
Me duele la simpleza de la vida que ahora se me anuncia, me espanta
este vivir elemental, buscar el sol, el agua, el alimento, beber
estos afanes. No quiero. No quiero la existencia sin hondura.
(Del libro Jardín imposible)
DE LO QUE ACONTECIÓ
AL GUARDAR DOS HOJAS DE ÁRBOL EN UN LIBRO
Para Ángel Olgoso
Puse a secar dos hojas
dentro de Las frutas de
la luna.
Y en aquella fresca
buhedera,
fibra a fibra,
se empaparon de
visiones,
de un delicioso
vértigo,
de sabores extraños,
de bucles y de vívidas
atmósferas.
Eclosionaron,
pequeñas cosmogonías,
hacia un sol negro pero
destellante.
Germinaron
en cada curva de las
letras
con raíces aéreas y
zarzillos.
Llegó la primavera.
Sarmentosa,
la rama abandonó las
páginas,
trepó por las paredes,
rompió la claraboya
del tejado
para invitar al sol y a
los vencejos
a su expansión.
Y fue una nebulosa,
y cubrió cada muro del
tiempo
hasta alcanzar
los límites.
Un árbol nos cobija,
con su floración
perenne,
desde que yo planté
dos hojas en un libro.
Del libro Jardín
imposible
RAPA NUI
Canciones en pascuense
tejieron un oleaje que
ascendía
desde la curvatura de
los pies
hasta el mentón que
rema sobre el aire,
desde ese despertar de
mi cintura
hasta la cavidad de la
memoria.
Baladas desvaídas,
ombligo de ese mundo de
los sueños,
lugar sin estación
para la pena.
Te Pito O Te Henua,
reinaste en la
distancia
ante la dictadura de un
presente
que nunca tuvo peso.
Te llamas casi
infancia, casi ayer.
Nunca oleré la sal de
tus orillas,
pero tu Opa Opa
me seguirá curando
cuando venga
la ola sin solaz de la
nostalgia.
(Del libro inédito
Islario)
CARTHAGO NOVA
En mi cuerpo de torre
hay un vigía
que te observa y te
busca, Cartago.
Circular es el teatro,
o el circo que susurra
bajo tierra,
que puja por salir a
nuestros ojos.
Elíptica emoción.
Este pecio que soy lo
mueve el tiempo.
Quiero verme en la faz
de herrumbrosas monedas,
ser ánfora que cae
como gota,
olivo solitario,
o aquella resonancia de
gravilla.
Piedras sin nombre
amando a un dios de
mármol de Carrara.
Mediterráneo,
recojo tus esencias,
tus cruces de destino,
tantos ecos.
Yo vine para oírte,
para maravillarme con
lo ausente,
con tu puerto
de siglos y siglos…
De Escribir un lugar
(VI Certamen de Poesía Alfonso Monteagudo 2018)
BAEZA
Es la combinación
de mil texturas
lo que invita a
quedarse,
tratando de entender
qué es la belleza,
dónde se refugia lo
perfecto.
Guadalquivir sinuoso.
Incontables olivos:
esa forma mil veces
coreada
que nunca nos abruma ni
limita,
esa forma redonda,
aquella sencillez
hecha columna.
Voy rozando las
puertas, los arcos,
y una antigua plegaria
me anega,
una vinculación ignota
que sonríe
y expande desde adentro
plenitudes...
¿Qué se agita si
acojo
las obras del pasado
esculpido en la piedra?
¿Qué lenguaje me
cala?
¿Qué mujeres y
hombres
desde lejos repican
cual bronce?
¿Qué manos decididas
me guían a este ajuar
de trascendencia?
De Escribir un lugar
(VI Certamen de Poesía Alfonso Monteagudo 2018)
BAÑOS ÁRABES
Estrellas de ocho
puntas se derraman
empapadas de luz
en mi
frente.
Qué feliz entramado
de mosaico y ladrillo
elevando este espacio
y mi
cuerpo.
Aquí vivía el agua
su oración
devota de la carne y
del misterio.
(Del libro inédito
Islario)
BAJO LAS VIDRIERAS
DE CHAGALL
Todas las voces que
acalló la muerte,
y todas sus pisadas,
viven aquí,
colgando de este muro.
Tu pueblo,
su cantar,
tu pecho y su cercado
de efusión
se mueven entre
lágrimas de plomo.
Toco la humanidad con
la pupila,
se entrelazan mis manos
y tus ojos,
me emociono,
te digo:
os dieron el exilio,
carestías,
el éxodo,
la guerra…
tú nos devuelves Sion
iluminado.
Aquello que nos falta
te pidiera:
corpúsculos de luz,
racimos de color en la
desdicha,
nobleza de cristal en
la mirada.
(Del libro inédito
Islario)
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