BOTÁNICA PERSONAL
(Miguel Arnas Coronado)
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
PARA 'ASTROLABIO', DE ÁNGEL OLGOSO
Hay libros que se publican y en poco tiempo pasan a dormir el sueño de los justos (por no decir a ser olvidados en una estantería, en el mejor de los casos, o al contenedor de reciclado de papel). Otros, en cambio, como los buenos vinos, ganan con los años e incluso se revalorizan por su rareza, calidad y dificultad para encontrarlos. Algo así es lo que le ha ocurrido a la edición de 'Astrolabio', de Ángel Olgoso (Granada, 1961), editado en 2007 por cuadernos del Vigía que, en las librerías de segunda mano, se cotiza a cerca de 150 euros. Por ello, el autor ha creído que obra merecía una nueva oportunidad -y nuevos lectores- con un importante valor añadido: las ilustraciones de la artista chilena Marina Tapia (Valparaíso, 1975). Y todo por un precio mucho más asequible del que veníamos encontrando en las librerías de segunda mano.
Y, por fin, esta nueva edición ilustrada de la obra "de uno de los grandes cuentistas en la lengua de Cervantes", en palabras de Fernando Valls, se presentó en público en el Cuarto real de Santo Domingo, ante un público que, con cita previa, ocupó este espacio. Sobre la tarima, el periodista Andrés Cárdenas que contó varias curiosidades y anécdotas relacionadas con Olgoso, para terminar afirmando que este narrador "utiliza un universo, su universo, para decir lo que siente y dice lo que siente para completar su universo. Con 'Atrolabio' -añadió-, el lector se lo pasa bien porque le permite acrecentar un montón de sensaciones: la de estupor, la del miedo, la del asombro, la del humor incluso..." Por su parte, Marina Tapia, en su breve intervención, explicó cómo surgió la idea de la reedición con el valor añadido de sus ilustraciones. "Fue el primero que leí y me deslumbró -dijo Tapia-. Se prestaba a ser ilustrado con imágenes potentes pero sencillas que no repitieran lo ya narrado. Me basé sobre todo en el mundo de los objetos".
Caleidoscopio
Ángel Olgoso fue el último en hacer uso de la palabra para leer unos folios en los que fueron desfilando relevantes figuras de la narrativa como Eca de Queirós, Álvaro Cunqueiro, Italo Calvino, Borges, Bioy Casares, perucho, Carlos Edmundo de Ory, para terminar con la lectura de varios de los relatos incluidos en 'Astrolabio' que definió como un "libro poliédrico, versátil, un pequeño caleidoscopio hecho de sueños disparatados, un puñado de miniaturas un tanto desaforadas sorprendidas en esta deliciosa edición de belleza casi artesanal a cargo de la editorial Reino de Cordelia, donde brotan libros hechos para la fruición de los sentidos, con un papel, unos detalles gráficos y una tipografía que son toda una tentación para los lectores ávidos de belleza". Además, el escritor citó a uno de los primeros lectores que le comentó que con este libro "había experimentado algo semejante a un menú de Ferrán Adriá, muy variado, de sabores audaces y texturas sorprendentes que iban de lo dulce a lo salado, de lo crujiente a lo gelatinoso, de lo ácido a lo agrio, de lo esponjoso a lo quebradizo". Tras el acto, Marina y Ángel, provistos de guantes, dedicaron los ejemplares con los que habían acudido la mayoría de los asistentes.
CENTRO CARDINAL
en el eje preciso
del cuerpo recostado
de la ciudad que verso
burbujea
un lugar
como un baúl de cartas
escritas con el pulso tembloroso
del hoy y del ayer
arcón de la memoria
un parterre del arte levantado en el mapa
una alberca profunda donde Lorca se mira
un árbol de palomas-boletines
una noria de eventos
un saquito de esencias que no rompe la prisa
un enclave telúrico
una trenza de vías
en que el norte y el sur se cortejan...
el lugar donde un día infinito
me dio cita el amor
RUEGO DE LA CUIDADORA
Sin estorbo
acojo las palabras que regalas,
mientras doy a tu espalda el alivio
que otorgan las pomadas y mi escucha.
Soy como una compuerta
que se abre
donde puede fluir libremente
tu río de quejidos y saberes.
Vivimos cada día encadenadas
a ritos del aseo,
a pautas del menú,
a largas procesiones de pastillas,
a las gotas que calman tu pupila rendida.
Me llevas sin remedio
a la última estación de los caminos,
a intuir el perfil de la muerte.
Y este salón modesto de mi risa
pierde su frescura, y me encuentro preguntas
al cerrar los armarios,
mientras tejen nostalgias
cada hebra de luz, cada objeto,
y un olor de penumbra-desidia
impregna los cajones de las horas.
Ordenar los cojines, disponer la blandura
para tu voz de fénix
que ya no tararea en las mañanas.
No pienses, no convoques, no busques el final,
acomódate aquí, que te traigo
películas antiguas,
libros, discos,
mensajes de lugares,
castillos interiores.
Mira,
el nardo del invierno ya se abrió:
plantaremos un sol en mitad de tu noche.
VOCACIÓN
“Yo solo sé que es un placer que duele,
que es un dolor que atormentado halaga,
llama que de la vida se alimenta,
mas sin la cual la vida se apagara”
(Rosalía de Castro)
Si alguien me pregunta por mi oficio
o pide que describa lo que hago
¿qué diré?
Responderé segura soy poeta.
He sido, soy, seré poeta.
Y así como luciérnaga
que el fango del pesar alumbra,
un grillo que inaugura
la lumbre,
la alegría del verano
yo seguiré entonando
mis músicas secretas,
y cada exhalación, cada grafía
que vive en mi interior será textura,
un auténtico enjambre de aliento,
un quejido feliz.
Poeta precedida de otros vuelos
sobre la misma flor del mundo.
Pequeña es la palabra escrita,
de holgada magnitud.
Arrojo y discreción.
Elevación y hondura.
Poeta.