sábado, 30 de octubre de 2021

Siembra de libros en Granada

El pasado martes 26 de octubre, participé en esta interesante actividad organizada por Antonio Pérez y el Club de los Libros Perdidos de Granada. Este  PASEO LITERARIO y SIEMBRA de LIBROS consiste en dos recorridos donde se comparten textos de diversos autores y se hacen paradas en distintos monumentos y enclaves culturales de la ciudad, leyendo acerca de su historia y dejando libros de regalo para que todo el que lo desee pueda llevarse uno. La "siembra" terminó en la plaza de Luis Rosales con la actuación del poeta Francisco Vaquero Sánchez, el músico Carlos Andreoli, el cantaor Arturo Fernández, las palabras de Jenny Escobar (representante del colectivo Mujeres de Negro de Uruguay) y con la lectura de una selección de mis poemas. 
 
Os dejo con los carteles informativos y el enlace al vídeo de la actividad. 
 






Homenaje a Rafael Alberti

Ha sido un gusto poder participar en el homenaje que realizó el Ayuntamiento de La Zubia conmemorando la muerte de este gran poeta y artista. En el mágico espacio del Convento San Luis el Real, se leyeron poemas de este autor y también la cantante Joanna Lady Owl y el pianista Virveh Keyman pusieron música al evento.
El poema que compartí fue "1917" del magnífico libro "A la pintura" de donde rescato estos versos con los que me siento identificada: 
 
"Diérame ahora la locura
que en aquel tiempo me tenía,
para pintar la Poesía,
con el pincel de la Pintura"
 
Os dejo con algunas fotos de la lectura.



Actuación musical


Lectura de Toñi, bibliotecaria de La Zubia


La escritora Alicia Choin


Rosa Gamero

martes, 19 de octubre de 2021

Día de las Escritoras en La Zubia

 El martes 19 de octubre, a las seis de la tarde, celebramos el Día de las Escritoras en la Biblioteca Pública Miguel Hernández de La Zubia. Una iniciativa que se lleva realizando varios años, impulsada por el Área de Cultura y el Área de Igualdad. Se leyeron múltiples textos de diversas autoras, yo escogí a la gran poeta cordobesa Juana Castro, que desde la Asociación de Mujeres escritoras "Genialogías" (a la que tengo la suerte de pertenecer) apoya, divulga y publica la obra de autoras que injustamente han quedado descatalogadas o sin el reconocimiento que merecen.
Os dejo con algunas fotos del acto y con uno de los poemas de Juana Castro que leí.




Leyendo el poema "Inanna" perteneciente al libro "Nunca estuve tan alta" de Juana Castro, Sabina editorial

Público asistente a la lectura


Alicia que ha tenido la gentileza de leer un poema mío 


Ivonne Sánchez leyendo a dos de sus maestras


Margarita Osborn leyendo un fragmento de "El infinito en un junco"


INANNA



Como la flor madura del magnolio
era alta y feliz. En el principio
sólo Ella existía. Húmeda y dulce, blanca,
se amaba en la sombría
saliva de las algas,
en los senos vallados de las trufas,
en los pubis suaves de los mirlos.
Dormía en las avenas
sobre lechos de estambres
y sus labios de abeja
entreabrían las vulvas
doradas de los lotos.
Acariciaba toda
la luz de las adelfas
y en los saurios azules
se bebía la savia
gloriosa de la luna.
Se abarcaba en los muslos
fragantes de los cedros
y pulsaba sus poros con el polen
indemne de las larvas.
¡Gloria y loor a Ella,
a su útero vivo de pistilos,
a su orquídea feraz y a su cintura!
Reverbere su gozo
en uvas y en estrellas,
en palomas y espigas,
porque es hermosa y grande,
oh la magnolia blanca. ¡Sola!


domingo, 10 de octubre de 2021

Lectura en el Aljibe del Rey

Gracias a Francisco Acuyo y a la Fundación AguaGranada  por haber contado conmigo para la lectura realizada en el Aljibe del Rey, dentro del marco de las actividades de la Feria del Libro de Granada.
Os dejo con la noticia en prensa, algunas fotos y con los poemas que recité en ese bello Carmen del Albaycín. Ha sido una mañana de literatura, naturaleza e historia.


 
Con mis amigas y escritoras Elvira Cámara y María Ángeles Barrionuevo.

Con Francisco Acuyo, María Ángeles Barrionuevo y Elvira Cámara disfrutando de una visita guiada al interior del Aljibe del Sultán, del siglo XI.



FUENTE DE LAS LÁGRIMAS


Ignorante del agua voy buscando

una muerte de luz que me consuma”.

Federico García Lorca


Presentir la muerte en el fango,

en el liquen,

en la vegetación solemne y escondida,

saber que ya me llama Aynadamar,

que prepara un sudario,

un tálamo de tiempo,

un hábito de agua.

Juego de reflejos,

de planos,

de estaciones,

me aguardan en la Fuente Grande.

Desde la telaraña fatídica del fondo,

en la delicadeza de las libélulas que bordan la fontana,

en las plantas fosforescentes,

en la persistencia del musgo femenino,

en la ascensión sagrada de las burbujas,

todo canta,

albercas, cauchiles y atanores,

todo llama,

telúrico lugar,

sus piedras coronadas de verdor,

su comparsa de hierba y rodaje.

Río que entra en mi sien

y largamente me arresta

con sus cristales.


Saber y no saber,

presagiar

el limbo que se asoma en las choperas.


Voy a seguir cantando,

es mi única verdad,

me lo dice aquel olivo

que ha esparcido mi voz en su copa.


Seguirá refulgiendo el poema,

espádice amarillo,

en cada cicatriz de las cortezas.

Y seré de vosotros,

cuando la dula

del mañana

abra

su misterio. 

 

 

LA QUE MULLE LA TIERRA


A mi abuela María


Dejadla que ella sea la que limpie

el terreno de maleza,

la que cure con humus las heridas,

la que vigile

aquella rotación de los cultivos,

la que consuele al valle

con suaves movimientos.


Ella sabe crecer sin tutor

(felicidad furtiva),

va tamizando el mundo con cedazos

que en nada se parecen al orgullo,

recoge lo invisible

en silencios de plásticas voces.


No emite juicios, habla a cada planta,

al cedrón, a la ruda, al bailahuén,

más bien escucha

al paico, a la melisa, al arrayán.


Dejadla que ella sea la que trace

los músculos de un soto,

la que suture

la sombra forestal de los tajos,

para alumbrar la sangre que nos riega.


EXEDRA

A Margarita Osborn


Ahora que la oscuridad nos sobrecoge,

proyecto sueños lúcidos,

doy la mano

a lo mejor de mí que quiere perpetuarse,

y lego

esa escasa virtud

llamada arborescencia.


Ahora os convoco, hermanos,

a este lugar de encuentro, a esta exedra,

para crear los parques venideros.

A vosotros os llamo,

para esbozar hectáreas imposibles,

perennes plantaciones de utopía.


Que no queremos paz que no la ampare

la fontana de Diana y Acteón,

las grutas

y los densos laberintos.


Dónenme las deidades equilibrio,

una cama de musgo

para mi corazón cansado de luchar,

y dentro de este huerto de razón

irrumpa la inventiva.


Hermanas,

dejemos un emblema de verdor,

y que sigan las fuentes manando

agua y sorpresa.


Amemos lo escondido,

sépalo a sépalo,

con dedos que acaricien la armonía.

Permanezcamos en lo minúsculo-infinito,

y sea tan sutil,

tan verdadero,

nuestro jardín

interior. la sombra del ciprés,

la fontana de Diana y Acteón,

las grutas

y los densos laberintos.


Dónenme las deidades equilibrio,

una cama de musgo

para mi corazón cansado de luchar,

y dentro de este huerto de razón

irrumpa la inventiva.


Hermanas,

dejemos un emblema de verdor,

y que sigan las fuentes manando

agua y sorpresa.


Amemos lo escondido,

sépalo a sépalo,

con dedos que acaricien la armonía.

Permanezcamos en lo minúsculo-infinito,

y sea tan sutil,

tan verdadero,

nuestro jardín

interior.


ESCRITO EN LOS JARDINES DE DARAXA


¿Cómo será tu voz cuando me cerque,

cuando pasee junto a la añoranza

que siempre te ha esperado en el umbral?

Cada gota que da

tu piel

es un aljibe,

es el sabor maduro, la naranja,

color que balancea su promesa.

Cada paso hasta mí

es un rizoma

de todo lo que antaño sujetaste.

Amor de cucharadas que me sacia

porque en la plenitud fue concebido

para sembrar senderos de naranjos,

para plantar dulzor en la sequía.

Ah, tú,

rezumador,

certero,

casi exacto,

con esa infinitud que sobrecoge

mi tronco, mi moldura.


¿Cómo será mi voz junto a la tuya?



EL ALMENDRO



Maravilla que se abre de pronto

cuando acaba febrero,

a finales del mes de la escarcha.

Pureza que inaugura los marjales,

fanal,

espejo donde asoma el devenir,

blasón

de primavera.


¿Quién te ha sembrado, almendro?

Fui yo

que por las noches alumbraba

un árbol de palomas,

un mástil, un hogar, una columna

para olvidar mi peso y mi pesar,

la cruz

de la vejez.


He querido correr, he querido saltar al vacío,

a la oscura ciudad de la pena

y tú me detuviste con tus ramas

joviales y floridas,

con esa flor de luz

y estambres que sostienen

pasión multiplicada.


Existe, sí, existe la pureza,

lo delicado vive,

aún puedo prender en el ojal

tu leve bailarina redentora,

aspirar la belleza,

la paz que permanece sin edén.


Tu savia nos eleva,

almendro,

dulzura del secano,

dulzura de mi vida

que se apaga.










 

martes, 5 de octubre de 2021

Presentación de "UN VESTIDO DE GODETS" de Elvira Cámara









PRESENTACIÓN DE “UN VESTIDO DE GODETS”


Buenas tardes, amigas, amigos, muchísimas gracias al Centro Artístico y Literario de Granada, a la Feria del Libro y a todas y todos por estar aquí. Que sea nuestra vida, y también nuestras obras, miradas desde arriba, como un mandala: vibrante, con intención de trascendencia, con esa capacidad de transmitir belleza y paz. Inicio la presentación del bellísimo libro de mi amiga Elvira Cámara con este deseo y con esta imagen que dejo bailando en vuestros oídos. Quiero acompañar el bautizo de esta obra que ha alumbrado la autora con tanta dedicación, segura de que será muy bien acogida en el paisaje de vuestras mentes. Deseo que este conjunto os muestre a vosotros −como a mí me enseñó al contar con el privilegio de leerlo antes de su publicación− ese interesante juego de fabulaciones y vivencias tan bien armonizado, ese prisma tallado con horas, capaz de reflejar la existencia desde otro ángulo. Porque creemos que el arte y la escritura nos salvan, nos iluminan, nos multiplican y nos hacen mejores, por eso justamente estamos hoy aquí, para compartir la alegría expansiva y esperanzadora que genera un nuevo libro, escrito desde la entrega y la sinceridad. El arte de escribir, aunque a veces se vista con ropas sencillas y cuente historias pequeñas y no hazañas, puede dar una dimensión renovada y profunda a todo ser humano que se deja raptar por su visión. Por eso seguimos necesitando historias que nos acompañen y nos ayuden a dilucidar nuestra turbia existencia. Y esto lo sabe muy bien Elvira. Ella busca contar algo que va más allá de su vida, algo que nace de una necesidad interior. Tal como dije en el prólogo de esta obra, que con tanto gusto escribí: 

UN VESTIDO DE GODETS es para disfrutarlo detenidamente, cada texto que lo conforma hay que saborearlo, olerlo, demorarse en su textura, dejar que se rompa como el fruto de la uva y que el sabor estalle en la boca. Es un conjunto que estimula nuestros cinco sentidos; que nos hace evocar sensaciones de la infancia, de la juventud, de otras épocas, de lugares lejanos. Aunque en ellos la imagen sea potente, y el color y la atmósfera plástica nos atrapen, yo destacaría la predominancia del gusto, del olfato, del tacto y del oído, que no siempre se han empleado -y aprovechado- con propiedad en la literatura, y que aquí ocupan un papel decisivo. Elvira Cámara enriquece nuestro tiempo con sus acercamientos de ojo-torre vigía, sabe avistar dónde estarán las historias, sabe encontrar en la cotidianidad las chispas del calor humano.

Imagino a Elvira tratando de ordenar el mundo en pequeñas gavetas de un escritorio antiguo; de impedir que se disipe lo que circula raudo por su mente o por las conversaciones que bullen entre las personas que la rodean; de retener en una página lo que se infiltra desde el pasado a través de la evocación o el sueño nocturno. También la contemplo dibujando un círculo con su mente, una línea para encerrar un instante, un recuerdo, un presentimiento, una estampa con vocación de perpetuidad, para que no se evaporen sobre la superficie de la vida las voces de su interior que quieren nombrarse. Todo tiene que quedar apresado vívidamente en los cajones del relato, en aquellos depósitos materiales de algo disperso. 

Cada narración de este libro mantiene, en su burbuja, una trama que queda suspendida en nuestro pensamiento largo rato, todas ellas conforman un mundo etéreo y a la vez reconocible, al que podremos volver muchas veces más con cada relectura.

Esta sensibilidad para describir sensaciones la podemos encontrar en cuentos como Besos, Amor, Por unos carnosos labios, Un vestido de godets o Invierno en Ohio. También la autora se maneja con soltura en los diálogos -interiores o explícitos-, salpicándolos de veracidad, humor, naturalidad y picardía. Esto lo podemos comprobar claramente en Graciela, Coincidencias, Amigas de la infancia o Figurilla de Belén. Y, de todos los canales de percepción que Elvira despliega para nosotros, quizá sea el auditivo donde más se recrea rindiéndole un homenaje en los textos Concierto para fagot de Mozart y El concierto. Finales sorprendentes como el de Reencuentro, o Sobresaltado, no hacen sino afirmar la desenvoltura con que la escritora se maneja en este género. Otro elemento, muy bien integrado, es el uso de marcas comerciales para detallar y situar al lector en las particularidades de un objeto, y lejos de ser un recurso para dar ese toque contemporáneo y transgresor a una ficción, en la obra de Elvira, es como un timbre de agua sutil y personal. Esto se aprecia muy bien en el jocoso y tan bien resuelto Pandora.

Solacémonos con el estilo rozagante, culto y a la vez cálido de la autora. Permitamos que su fascinación por la búsqueda de la precisión lingüística, del equilibrio entre el contar y el sugerir nos guíe por todos esos mundos que ha rescatado para el goce de nuestros sentidos y de nuestra imaginación. Dejemos que este libro, junto a otros en la mesita de noche, forme una pirámide que nos sacie, tal como propone Elvira en Desayuno de domingo, y que su voz clara y precisa amplíe nuestra mirada".

Estos relatos basados en historias cercanas, cálidas, que confortan aquella necesidad de buscarnos y reflejarnos en otros; estos cuentos tan logrados, escritos por una mujer entregada a la enseñanza del idioma y a la traducción, nos encandilarán como un sol que se abre en un otoño revuelto todavía por los nubarrones de la pandemia, nos darán ese calor tan necesario.

Pero no quiero robar protagonismo a la autora que, seguro, desea contarnos muchos detalles o anécdotas del proceso de creación de este volumen. Y a través de algunas preguntas, iré colaborando para que Elvira pueda acercarnos un poco más al mundo de su obra.


(Preguntas y conversación)