Un placer haber participado en este homenaje colectivo a Andrés Manjón en su centenario, y haber escrito expresamente para el libro acerca de un tema que siempre me ha apasionado como es la enseñanza y la didáctica, en las cuales él fue una luminaria. Os dejo con algunas imágenes alusivas y con mi poema.
EJEMPLO QUE CONMUEVE Y QUE PERSUADE
“Quien da el corazón lo da todo”
(Andrés Manjón)
Nos modela un amor ejercido en el tiempo.
Es un brocal de sol,
es un aljibe vivo su lenguaje,
que busca amanecer
en cada niño.
Permanece su espíritu,
una esencia de luz,
una lección-caricia,
una espera pausada
para que los saberes perfumados
florezcan y maduren.
Desde otro siglo envuelto en la neblina,
sus manos invisibles
dan vuelta con paciencia, con dulzura,
las hojas de este libro del ahora.
Permanece su voz, sin alardes,
sencilla como pan,
y en este caracol de los sentidos
acojo sus lecciones que no otoñan.
Permanece su rostro
de sierra vigorosa,
de cueva luminaria,
de valle paraíso
desafiando el estigma
que imprime la pobreza en tantas vidas.
Maestros, seguid dignificando sus escuelas,
trenzando en cada clase, en cada juego:
deber y libertad,
acción,
verdad,
concierto.
Que lo mejor de mí, de cada uno,
despierte y se levante
sobre solar
del mundo.
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