José Luis Gärtner
Ángel Olgoso
Elisa Serna
Victoria Aguilar
Las hojas caídas
Abuelo -inquirió el pequeño
desde su fulgurante mirada- ¿qué es un árbol?
Y el abuelo, a pesar de sus
denodados esfuerzos por contenerse, no pudo evitar que una lágrima
se deslizara por los pliegues de sus hermosas arrugas.
Cerró, eso sí, los ojos y
recordó aquellos amarillos inverosímiles del otoño, el nervioso
centelleo de las hojas de álamo antes de caer abatidas por la brisa,
para cubrir el suelo con su crujiente textura. Recordó el tacto de
la corteza de los castaños milenarios, el rugoso abrazo de los
troncos inabarcables, el perfume lascivo de las flores de almendro y
el vértigo de saberse caminando sobre unas raíces que se hundían
hasta el mismísimo centro de la tierra. Recordó todo aquello que
nunca jamás podría explicarle a aquel niño que ahora le miraba
ceñudo a la espera de lo imposible.
Miguel Arnas
Josefina Martos Peregrín
Sara G. Mendoza
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