sábado, 8 de mayo de 2021

Premio Andrés García Madrid

He tenido la alegría de que mi poema Anónima canción de la que limpia haya obtenido el segundo premio en el Premio Internacional de Poesía Andrés García Madrid 2021, organizado por el Ateneo 1º de Mayo de Madrid. Aquí os dejo con el texto, que es un pequeño homenaje a las mujeres que limpian portales, y también con el fallo del jurado.

ANÓNIMA CANCIÓN DE LA QUE LIMPIA



“Y acaso ya no suene la canción del olvido" 

(Ángeles Mora)


                        A Elena

I

Ama el lenguaje del cuarto de limpieza,

el suave parpadeo de los contadores,

aquel tictac continuo de las luces

y la bata que espera

a ese cuerpo que muta

su blancura tediosa.


Ya están los elementos preparados

para barrer las huellas del rellano,

de largas graderías

sin confines.


Levanta los felpudos uno a uno

y baja la escalera.

Aséptica la traza del ayer.


«No hay voces a esta hora,

ninguna interacción con quienes viven,

solo puertas dormidas,

solo lentos silencios,

solo el torpe compás del cubo y la fregona».


El edificio escolta

vida y trama.

«Soy la mujer que borra

cada sombra».


Afuera de este límite

la esperarán

los coches que aceleran,

las manos que aceleran,

los gestos que aceleran su lenguaje

de signos por la calle.


Pero en su pasadizo

(en su dulce dominio) distinto es el ritual,

es tiempo lentamente derramado,

es corte en un reinado de aspidistras,

es orden y rutina

proclive a los ensueños.


Ama el lenguaje del cuarto de limpieza,

la forma en que recoge su cansancio

y todos los resquicios de utopía.


II

«Qué haría si a estas horas

me visitara un ángel,

justo cuando las ollas

(redondos universos)

me atrapan en vapores y me citan,

cuando estallan burbujas

o ennegrece el metal cercano al fuego».


Llorar tanta tristeza en la cebolla,

sentir esa amenaza

cortante

del mañana.


Qué le cuento a ese ángel,

yo, tiznada de apuros y de días».


III

«Te digo que la vida

no arde en los traslados sucesivos,

en este ir y venir con el cuerpo,

ajetreo continuo

hacia puntos opuestos del mapa

sobre trenes y buses. No.

Está en lo que se mueve poco a poco,

adentro de las vías

de mi mente».


IV

La mujer lleva un ave en el bolso,

canta quedo, con ella,

la canción del olvido.

La mujer tiene ojos-espejo

que han nacido en la pena escarchada

de los suelos que limpia.

Sabe andar junto al aire,

sobre blancos caminos de nubes.

Acompasa renuncia y tesón.

Se ha creado en la sombra.

Se ha fundado a sí misma.

Su reducto es de voces secretas.




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