viernes, 22 de julio de 2022

"Estampas de La Fuente" en el Boletín de la Academia de Buenas Letras de Granada

Un privilegio volver a colaborar en el Boletín de la Academia de Buenas Letras de Granada. En este caso, en el número 18 con un poema homenaje a Fuente Vaqueros, perteneciente a mi libro "Islario" de inminente publicación.








ESTAMPAS DE LA FUENTE


“Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río”.

Federico García Lorca



Para Ana Gálvez y Pepe Salobreña


I

Te amé cuando el paisaje,

cada casa del pueblo,

cada puerta irradiaba

su verdadero espíritu.

Dos años te habité, Fuente Vaqueros,

para atajar aquella intensidad,

las simas de emoción que te recorren.

Palpé tu piel sembrada de belleza.

Te recorrí de noche o al cobijo

del sol y de la luna,

marjal de la memoria

que todavía arde

y rescata.

Fui tu pupila atenta,

amante que buscaba

el diálogo profundo del Genil.


Soy el ave extranjera que hizo nido en tu centro.


Mi vocación ha sido atestiguar

las luces y la suma del misterio.



II


El sol juega en el bosque de los chopos,

en su celda de luz y de sombras.

Tablero de ajedrez.

El rey de los marjales siempre gana.



III


Noche estrellada,

inmensa,

contenida en la dula,

periférica noche,

me quie br o

sobre este pavimento

que levantaron árboles en fuga,

me quiebro como ellos para verte

y todas mis aristas

apuntan hacia ti.

Así sea, me digo,

hágase en mí tu luz sobreviviente.

Una interrogación

(por cada hoja)

que suba

hacia la plaza de los astros.



IV


Esa música

que siempre inunda todo de pasado,

y que encajona el tiempo.

Música…

… agua de la Vega,

lluvia subterránea, tarareo

que trae su pregón: preludio

del canto que entretejen las raíces.



V


Te vas.

El campo y yo quedamos con tu risa

prendida como cardo.

Qué calima de angustia.

Todo es paso y camino.

Degustamos el sol

y enseguida una nube lo esconde.

Pinceladas, instantes fecundos

son la sal de este viento

que nos roba el acopio, el hallazgo.

¿Por qué? ¿Por qué te vas, verano?



VI


Federico,

imagino que vienes

del campo y que me dices:

todos los brotes

de este marjal son tuyos,

hay soles de maíz que desgranar,

hay versos que alumbrar junto a la tierra.



VII


Esta noche de luna

quemad cada palabra,

y plantad una nueva, una sola,

limpia y contenida.

Dejadme que la bese, que me hunda

feliz

en su misterio.



VIII


Quiero ensayar las formas, el color

como ensayan las casas

del pueblo sus fachadas,

el grosor de las rejas,

las piedras del zaguán.

Y aplacar este miedo

feroz

al porvenir.



IX

Y vendrán con su légamo los días,

vendrán

con sus significantes a vivirme.

Vendrán hasta mi piel

henchidos de aguacero,

o casi destilados.

Y tú estarás allí como una sombra

contemplándolo todo de lejos,

la envoltura del día y mis pasos errantes.



X


Paseo de la Reina,

yo soy la que camina

cuando la lluvia explica su inocencia,

cuando no existe nadie

que estorbe o contraríe su salmodia.

Soy dueña de lo implícito.

Atisbo mis pisadas.



XI


Yo vine para ser

voluble como sol sobre la fuente,

para dar lo que pide

cada hora del cielo,

cada verso en que estoy contenida.

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