Agradezco a Almudena Rubio esta entrevista para Costa Digital, centrada en "Corteza" y justo antes de la presentación de este libro en el parque El Majuelo de Almuñécar.
ENTREVISTA A MARINA TAPIA
Almudena Rubio
Marina Tapia, además de artista plástica y divulgadora cultural, es una poeta muy reconocida y muy premiada. De origen chileno, desde el año 2000 reside en España y desde el 2013 en Granada. El próximo 7 de julio presenta en el Parque del Majuelo su libro “Corteza”, recién publicado por Elenvés.
¿Por qué en Almuñécar?
Estoy muy vinculada a Almuñécar ya que es la ciudad donde vive mi madre (la pintora y poeta Pamela Pérez) y un sitio al que hemos “peregrinado” en busca de mar, cultura y naturaleza exuberante desde el tiempo en que vivíamos en Madrid. De hecho, cuando decidí dejar la Villa y Corte para trasladarme a un lugar de ritmo más tranquilo, escogí este bello enclave y llegué a la casa de mi madre antes de instalarme definitivamente en Granada capital. Guardo gratos recuerdos de las primeras visitas a esta bella Sexi, ese impacto visual al verse de pronto rodeada de palmeras, hibiscos florecidos, de casas blancas que escalan las montañas, o por el parloteo de los loros y cotorras.
¿Qué supone “Corteza” en su trayectoria poética? ¿Cuánto tiene de continuidad y cuánto de ruptura?
“Corteza”, de alguna manera, regresa al punto de partida, a mi primer trabajo publicado, “50 mujeres desnudas”, con un tono confesional e intimista. Creo que es el poemario más duro y directo que he escrito, el menos celebrativo de mi trayectoria. Donde el paisaje y la naturaleza (un tema que tanto he desarrollado) aquí no están presentes −aunque se titule bajo el nombre de un elemento natural−. Es un libro que realiza un recorrido simbólico por las sombras de mi vida hasta llegar al punto actual, donde me siento más definida, con una personalidad más madura y agradece este proceso a todas esas manos femeninas que me han apoyado.
Manos femeninas como las de la poeta Ángela Figuera, cuyas palabras abren el libro y sirven de título a sus dos partes: “Raíces hondas” y “Ramas altas”.
Es una poeta a la que admiro mucho, ya que realizó una poesía social que nunca se había hecho antes de esa manera tan intensa. Hondura, agudeza, crítica y autocrítica se mezclan admirablemente en sus versos. Y la cita que he escogido para estructurar el libro muestra −de forma plástica− las dos fuerzas que empujan al ser humano: el pasado con sus condicionamientos y raíces hondas, y el deseo de situarse en un futuro esperanzador que nos eleve con sus ramas altas.
Están también presentes autoras tan diversas como Emily Dickinson, Emilia Pardo Bazán, María Zambrano, Gabriela Mistral o Adrienne Rich.
Todas son autoras que me han marcado por diversos motivos, de las cuales he aprendido a enfrentarme a la palabra de una manera más intensa, desde otras coordenadas.
Emily Dickinson nos invita a entregarnos por entero al ejercicio de la poesía, a comprometernos con la escritura. Emilia Pardo Bazán nos transmite la fuerza para no temer a los círculos literarios cerrados, a las academias, a las convenciones, y nos empuja a seguir cultivándonos, leyendo sin desmayo. María Zambrano realiza una exquisita mixtura de filosofía y poesía, tan nutritiva para la mente. Gabriela Mistral nos enseña a sentir el entorno como algo vivo, a encontrar la mística del paisaje y el paisanaje. Y Adrienne Rich nos recuerda la responsabilidad de las palabras, la necesidad de las alianzas y de la solidaridad humana.
Nos decía que “Corteza” es un libro duro y directo, con un tono intimista y confesional. ¿Se siente más expuesta en este que en otros libros?
De alguna manera sí, aunque mi voz también recoge experiencias colectivas, no sólo estoy contando algo personal que me ha ocurrido a mí, sino también la sensación de una generación que creció bajo la dictadura de Pinochet: la militarización en la educación, la amenaza y el miedo frente a la bomba atómica y la guerra fría (que se refleja en el poema “Siento este rojo en el rostro…”), los dictámenes religiosos, en fin, distintas facetas de esos condicionantes que no permiten que nos movamos con libertad y esperanza
Quizá unos versos que definan el espíritu del libro puedan ser “No exprimiré la anécdota de ayer,/ no voy a triturar mi biografía,/ tan sólo quiero ampliar la voz de un grito,/ pesar mi identidad, ser un conducto,/ volcán donde resurge inacabable/ el magma de la vida./ Acaso doctorarme en los tejados/ junto a esa promoción de golondrinas./ Despertad,/ despertad,/ todo/ vibra”.
“Corteza” es el segundo título de la colección de poesía Inanna, que edita Elenvés, tras “La casa de La Piedra” de Nieves Chillón. ¿Qué supone para usted formar parte de este proyecto literario?
Me siento muy feliz −y afortunada− de formar parte de esta colección que lleva por título el de la diosa a la que cantó Enheduanna, la primera poeta de la humanidad. También por poder publicar con una editorial que sacan adelante cuatro mujeres. Y por estar tan bien acompañada de Nieves Chillón, poeta muy reconocida y galardonada. Además, la edición está tan cuidada que es un gusto, las páginas de cortesía en verde, la preciosa portada diseñada por Almudena Rubio, la calidad del papel, cada detalle de la maquetación, hace que este poemario se disfrute también como objeto. Y deseo que con su contenido, con todo lo que cuento, poder abrir un camino para que el lector realice ese trayecto hacia el encuentro con lo esperanzador y luminoso de cada vida. Que pueda decir conmigo “Y yo te quiero, cuerpo,/ vulnerable corteza,/ te acojo en mi pupila, te sopeso”.
En la presentación que tendrá lugar en Almuñécar estará acompañada por Álvaro Salvador, uno de los grandes de la poesía española.
Así es, es un gusto y un honor ser presentada por un poeta y catedrático de la talla de Álvaro. Tanto a él como a Pepa Merlo les tengo mucho cariño. Valoro todo lo que hacen por la cultura, en el caso de Álvaro, su labor en el Ateneo de Granada, en Poesía en el Jardín, en el estudio y difusión de la obra de Rubén Darío, y en tantos proyectos en los que integra a poetas de distintas corrientes literarias y diversos sitios. Y en el caso de Pepa, admiro la entrega con la que difunde (a través de sus libros, recitales y puestas en escena) la escritura de mujeres imprescindibles que han quedado olvidadas y apartadas del canon literario.
Y para terminar, ¿algún nuevo proyecto en marcha?
Sí, a final de año saldrá “Islario” una especie de libro de viajes en verso. También estoy trabajando en un poemario relacionado con los alimentos, es todo un reto tratar este tema tan simple y cotidiano, aportar nuevos enfoques después de que los dos Pablos chilenos (Pablo Neruda y Pablo de Rokha) lo abordaran de forma tan intensa y colorista, o que Isabel Allende rescatara sabores y tradición en su Eva Luna.
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