Una maravilla el artículo bilingüe del querido poeta portugués Manuel Neto dos Santos sobre "El relámpago en la habitación" (Ed. Nazarí), acompañado por la traducción de algunos poemas y las ilustraciones de Teresa Toscano, aparecido en el último número de la revista Oceanum. ¡Mil gracias por este generoso regalo!
EL MONTE DE LA LUNA, O EL ORÁCULO EN LAS YEMAS DE LOS DEDOS EN EL RELÁMPAGO EN LA HABITACIÓN DE MARINA TAPIA
(Texto y traducción de
los poemas de
Manuel Neto dos Santos
)
Hay libros tan intensos que requieren
que volvamos a ellos
más tarde, en ese estado de
alma "disponible"
que todos
los libros de versos sublimes merecen; así El
relámpago
en la habitación, de Marina Tapia.
Pensar con el corazón es este
territorio de
"arenas movedizas" que nos reivindica hasta
el núcleo de nuestros propios recuerdos...
mejor, pues, esperar el
tiempo maduro de
este silencio pausado que nos revela "el
monte de la luna, o el oráculo en la yema de
los dedos". Toda
la poesía debería ser un
cuerpo libremente habitado por el
sentimiento, vacío de prejuicios, solo con la movilidad de cada
urgencia para hablar.
En la presente obra de Marina Tapia navegamos
al gusto de una seducción implícita y
cautivadora en estado puro
en manos de un
perfecto dominio de la cadencia melódica de
los
versos, en ese registro confesional que
generosamente nos ofrece una
sinestesia integral, en una explosión de los sentidos. En
la poesía
de esta autora, a menudo vislumbramos la impúdica carnalidad. Si no,
veamos.
El fuego rojo de la sensualidad nos
transporta, a lo largo de esta obra, a través de una
cadena que nos
lleva a ese lugar donde se
produce la fusión entre lo físico y lo
onírico
y donde el pulso de la vida se alía con la experiencia
interior a través de una poética
corporal.
Estamos frente a un
viaje personal que sacraliza la verbalización del ardor y la
belleza
en una audaz fuerza impulsiva y generosa,
hacia el
erotismo, de un espejo donde cada
uno libremente se reconoce.
A lo largo de estos poemas hay un
registro de
júbilo, de libre contentamiento del yo-otro
que, paso
a paso, celebra Ars erotica como un
templo ancestral donde la
adivinación, por
medio de los pensamientos, tiene la fuerza de
una
visión de la Sibila. Luz plena que ilumina
este libro solar como un
relámpago que desgarraría la monotonía de los días y la negrura
de la noche. Hay libros tan intensos como los
preludios visuales y
la inmediatez del deseo
que dan cuerpo a esta obra donde el verbo
anhela el contacto de los cuerpos y el poema
irrumpe
tumultuosamente
como una onda gradual que agita el campo
sensorial
de los dedos. Todo un libro que nos
habla de la pedagogía del
afecto, que surge
de la tesitura de la materialidad y el amor
palpable.
Esencial, como respirar, en los versos de la
prosa de
Marina Tapia la palabra se anuncia
en su pleno ritmo de imágenes y
significado;
imágenes como fuerzas verbales, sentidas
como esencia
común hacia el clímax de todo un lirismo amoroso arraigado en la
ofrenda
que es (a la vez) concesión, licencia, dominio, posesión
reinventando y transfigurando
el cuerpo.
En resumen, en todo el hacer poético
de Marina Tapia tenemos ante nosotros la autoasimilación del
instante, pero no en cualquier
lenguaje, sino en uno que surge del
cuerpo
femenino entendido desde sí mismo y no
desde la visión de
que es solo un otro del
cuerpo masculino. En este sentido, cantar
el placer que comparte el otro cuerpo es,
al
mismo tiempo, reafirmar las sensaciones de
los cuerpos, que se
funden y mezclan en
imágenes líricas sinestésicas revestidas de
un temperamento intenso y emotivo que
apuntan a la simplicidad de
las emociones,
en la antesala de la poesía dramática. En El relámpago en la habitación, Marina
Tapia
dice sentir porque cree sentir lo ya sentido
en el imponente,
e inesperado, relieve de la
frase que apunta a la sutileza y
complejidad
del decir. Todo un "territorio" de poemas
imaginativos, por lo tanto vividos como una
"persona poética"
disfrutando del arte del
sueño melódico, puesto que cada poeta
alberga en sí mismo un "músico".
“El monte de la luna, o el oráculo
en las
yemas de los dedos” en El relámpago en la
habitación es,
en resumen, el destello de las
palabras sobre la hoja virgen...
esperando el
verso inicial.
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