miércoles, 22 de julio de 2020

Reseña bilingüe de El relámpago en la habitación en Oceanum

Una maravilla el artículo bilingüe del querido poeta portugués Manuel Neto dos Santos sobre "El relámpago en la habitación" (Ed. Nazarí), acompañado por la traducción de algunos poemas y las ilustraciones de Teresa Toscano, aparecido en el último número de la revista Oceanum. ¡Mil gracias por este generoso regalo!
























EL MONTE DE LA LUNA, O EL ORÁCULO EN LAS YEMAS DE LOS DEDOS EN EL RELÁMPAGO EN LA HABITACIÓN DE MARINA TAPIA


(Texto y traducción de los poemas de Manuel Neto dos Santos )


Hay libros tan intensos que requieren que volvamos a ellos más tarde, en ese estado de alma "disponible" que todos los libros de versos sublimes merecen; así El relámpago en la habitación, de Marina Tapia.

Pensar con el corazón es este territorio de "arenas movedizas" que nos reivindica hasta el núcleo de nuestros propios recuerdos... mejor, pues, esperar el tiempo maduro de este silencio pausado que nos revela "el monte de la luna, o el oráculo en la yema de los dedos". Toda la poesía debería ser un
cuerpo libremente habitado por el sentimiento, vacío de prejuicios, solo con la movilidad de cada urgencia para hablar. En la presente obra de Marina Tapia navegamos al gusto de una seducción implícita y cautivadora en estado puro en manos de un perfecto dominio de la cadencia melódica de los versos, en ese registro confesional que generosamente nos ofrece una sinestesia integral, en una explosión de los sentidos. En la poesía de esta autora, a menudo vislumbramos la impúdica carnalidad. Si no, veamos.

El fuego rojo de la sensualidad nos transporta, a lo largo de esta obra, a través de una cadena que nos lleva a ese lugar donde se produce la fusión entre lo físico y lo onírico y donde el pulso de la vida se alía con la experiencia interior a través de una poética corporal. Estamos frente a un viaje personal que sacraliza la verbalización del ardor y la belleza en una audaz fuerza impulsiva y generosa, hacia el erotismo, de un espejo donde cada uno libremente se reconoce.

A lo largo de estos poemas hay un registro de júbilo, de libre contentamiento del yo-otro que, paso a paso, celebra Ars erotica como un templo ancestral donde la adivinación, por medio de los pensamientos, tiene la fuerza de una visión de la Sibila. Luz plena que ilumina este libro solar como un relámpago que desgarraría la monotonía de los días y la negrura de la noche. Hay libros tan intensos como los preludios visuales y la inmediatez del deseo que dan cuerpo a esta obra donde el verbo anhela el contacto de los cuerpos y el poema irrumpe tumultuosamente como una onda gradual que agita el campo sensorial de los dedos. Todo un libro que nos habla de la pedagogía del afecto, que surge de la tesitura de la materialidad y el amor palpable. Esencial, como respirar, en los versos de la prosa de Marina Tapia la palabra se anuncia en su pleno ritmo de imágenes y significado; imágenes como fuerzas verbales, sentidas como esencia común hacia el clímax de todo un lirismo amoroso arraigado en la ofrenda que es (a la vez) concesión, licencia, dominio, posesión reinventando y transfigurando el cuerpo.

En resumen, en todo el hacer poético de Marina Tapia tenemos ante nosotros la autoasimilación del instante, pero no en cualquier lenguaje, sino en uno que surge del cuerpo femenino entendido desde sí mismo y no desde la visión de que es solo un otro del cuerpo masculino. En este sentido, cantar el placer que comparte el otro cuerpo es, al mismo tiempo, reafirmar las sensaciones de los cuerpos, que se funden y mezclan en imágenes líricas sinestésicas revestidas de un temperamento intenso y emotivo que apuntan a la simplicidad de las emociones, en la antesala de la poesía dramática. En El relámpago en la habitación, Marina Tapia dice sentir porque cree sentir lo ya sentido en el imponente, e inesperado, relieve de la frase que apunta a la sutileza y complejidad del decir. Todo un "territorio" de poemas imaginativos, por lo tanto vividos como una "persona poética" disfrutando del arte del sueño melódico, puesto que cada poeta alberga en sí mismo un "músico".

“El monte de la luna, o el oráculo en las yemas de los dedos” en El relámpago en la habitación es, en resumen, el destello de las palabras sobre la hoja virgen... esperando el verso inicial.


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