Con gran alegría y llena de gratitud hacia Luis Cerón, comparto esta generosa y minuciosa reseña suya de mi libro "Un kilim de palabras", que apareció ayer en Todoliteratura.es.
POÉTICA ENTRAÑA DECLARADA
Reseña del poemario "Un kilim de palabras", de Marina Tapia
Luis Cerón Marín
Cuando se nos pregunta por la definición de manifiesto literario, pocos sabemos qué responder a tan comprometida cuestión. Todo dependerá, a priori, de lo que entendamos por dicho concepto, si bien habría, a mi juicio, que enmarcar dicha obra o dicho período literario dentro de un contexto más o menos concreto. En esta ocasión, el género que abordamos es el poético y la obra literaria que tratamos es una demostración de poesía muy intensa. Pocas veces se ha conseguido extractar tanto en tan poco espacio, tanto caudal lírico en apenas setenta páginas. Ello no es fácil porque no es tan sencillo abarcar tanta materia poética en un compendio atractivo. Ello no es peccata minuta, máxime cuando se nos expone lo más parecido a una declaración de intenciones, o bien, a un manifiesto literario. Precisamente, ese es el caso de Un kilim de palabras, de Marina Tapia (El sastre de Apollinaire: colección de Poesía, nº. 68. 2022).
Este poemario consta de cuatro partes (‘Preámbulo de voces’; ‘Fuente callada’; ‘Disonancias’; y ‘Tránsito al poema’) mas una ‘Petición’ inicial en la que la poeta ruega a su lengua materna que le sea partícipe en su intrigante devenir poético. Y es que todo está perfectamente hilvanado en este poemario, pues nada está dejado al azar. De hecho, hasta el último verso exhalado deriva de un largo camino recorrido como consecuencia de una larga búsqueda líquida, inherente y, por tanto, inevitable. Esta poesía es el resultado de una búsqueda expectante, de un rastreo continuo de estímulos incipientes, cuyo efecto inspirador seguirá transformando percepciones desde el presente más actual hasta el futuro más indómito. Esa es la manera de construir versos de Marina Tapia (Valparaíso, Chile, 1975).
Este kilim es un conglomerado poético nada arquetípico, sino muy singular. Su división cuádruple responde a la traslación de vivencias, estados de ánimo y reivindicaciones que, independientemente de ofrecérnoslas por separado, conforman un vital ente literario de lo más compacto. Todo en este libro es uno y cada parte del mismo bien puede sustentar el resto. Así, el orden de los factores no altera el efecto final que este poemario nos ofrece, tras invitarnos su autora a acompañarla por diferentes derroteros, trazados exactamente igual que una clara partitura; está elaborado con maestría, aunque sin excesivo formalismo. Es el fondo (sustrato) lo que reina en este poemario, aunque las formas también son relevantes y concienzudas. Pero lo que realmente cala de entre sus páginas es el cariño con el que están tratadas. En ellas, la poeta agradece una y otra vez todos y cada uno de los efectos, matices y detonantes que el significado de la poesía tiene para ella; es decir, lo que tanto su entelequia como su sustancia le han proporcionado. Para ello, Marina se sirve de varias de sus poetas predilectas -si no las más esenciales- a las que dedica sendas secciones. Concha Méndez es una de ellas: “Mujer de mi pasado,.../ yo te defenderé.” De esta manera, nuestra poeta hace justicia a su homónima vate, trayendo su huella ineludible al presente: “Profundidad te llamas./Amamantas futuro.” Esa es la razón por la que Marina Tapia desvela sus “pasos”, multiplicando así sus versos. O “rezándolos”, enlazándolos para “trazar una trenza de paz” consigo misma por y para la posteridad. Y los marida con una musicalidad acompasada, tanta que nos permite deslizarnos por su cadencia armoniosa: “[...] va afinando las cuerdas/del violín del momento.”
Por otra parte, la reivindicación poética de Marina Tapia lleva consigo una pretensión de recuerdo hacia la mujer como ser humano y como ente literario. Para ello, la poesía aparece como un instrumento clave para hacer justicia a tantas voces silenciadas, a tantas raíces líricas cercenadas por el desden del tiempo y de la -voluntaria e involuntaria- desmemoria atenazante. Esa es la razón por la que nuestra poeta dedica el libro a sus maestras, a su hija y a sus vates amigas, las cuales hacen posible esa traslación entre presente, pasado y futuro, haciendo constar así su necesaria y continua abrazadera. La entrega a su recuerdo es patente; no deja lugar a dudas: “[...] y recuerdo las manos/... de su madre zurciendo/tardes casi infinitas./Feliz genealogía del valor”. Y lo es, incluso, tras vislumbrar su impacto a lo largo y ancho de este libro: [...] “caben” noches y noches de vida “en una sola frase”, extendiéndose “como el mar/un instante conciso”, y percibiéndose sus latidos al unísono. O una bella evocación antropológica y familiar de su ciudad natal en el que el trasfondo trasladado nos ofrece una gran imagen romántica de su añorado Valparaíso. En él el “hilo transparente” genuino e ineludible que nos transmiten aquellas mujeres “les brota del pecho”, constituyendo un recuerdo digno de mención como reconocimiento a su silenciosa lucha, tan pura y necesaria para la evolución de los pueblos.
Asimismo, los ecos bergsonianos que nos ofrecen el discurrir vital de Marina Tapia muestran otro ejemplo de su dinamismo vital palpitante. Una muestra de ello es ‘Río que arrastra’: “[...] aquella visceral oralidad/poema transformado/en cuerpo.” De esta manera, la poeta pretende con ello dejar constancia de un poético y artístico hacer frente a la rutinaria y “calcárea” fuerza de la costumbre que atenaza a la gran mayoría de nuestra “especie”, la cual permanece atontada frente a un falso espectro hedonista, al igual que hipnotizados mosquitos ante un luminoso farol.
En resumidas cuentas, tan solo podría añadir que este pequeño tapiz, tan colorido como tupido y con un fresco estilo lírico, hace justicia al buen hacer poético en sí, sin escatimar por ello en ingenio y en ambición, ensalzando la cualidad indispensable del ser frente a un absolutismo cuantitativo de número, harto inncecesario. Y se nos expone con un impulso nuevo, atractivo y enormemente sugerente, emanado de las profundas entrañas vitales de Marina Tapia, toda una tejedora de versos, encuentros y ámbitos sumamente embriagadores.
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