miércoles, 22 de marzo de 2023

Reseña de "Lejos de los caminos trillados" (Sabina Editorial)

Comparto con gran ilusión mis reflexiones acerca de este hermosa obra que la Editorial Sabina tuvo a bien publicar. Un libro que puede acompañar en los momentos de enfermedad y de dolor. Recomiendo su lectura. Espero que os gusten mis palabras. 
 


DIARIO DE LUZ


    Hay creaciones literarias que pueden acompañarnos en etapas concretas de nuestra vida, ser un bálsamo, un ungüento suavizando tiempos difíciles, cuando la enfermedad y sus preocupaciones nos visitan. Y este es uno de esos libros sanadores. “Lejos de los caminos trillados”, escrito a modo de diario (durante el período de un año) por Delfina Lusiardi, abrirá una ventana de reflexión por donde pueda entrar la esperanza gracias a la sabiduría de sus palabras. En él se relata la superación de un cáncer de mama y se reflexiona sobre el cuerpo, su energía, su complejidad. “La vida, que es también cuerpo herido, aprisionado, atravesado por un mal que está prohibido nombrar, esta vida que enseña la paciencia y la espera, es mi maestra”, nos dice la autora. 
 
    Esta pequeña joya, publicada el 2008 por Sabina Editorial, y traducida del italiano por Gemma del Olmo Campillo, cuenta además con un emotivo epílogo de la médica Gemma Martino, donde explica acerca de la fundación Metis Medicina e memoria (asociación que promueve libros como este) y con delicadas ilustraciones realizadas a lápiz por la autora (“Mientras dibujo dejo espacio al silencio y oriento mi atención a los elementos más sencillos de los que está hecho el mundo”, en palabras de Delfina).
 

    A lo largo del libro, Lusiardi va describiendo su experiencia y el proceso de curación a través de imágenes, todas ellas muy simbólicas y vinculadas a elementos de la naturaleza como los bulbos, el ficus, los animales domésticos, el mar o los paisajes. Delfina escucha las necesidades de ese momento por el que pasa, se deja acompañar por otras amigas que sufren o han sufrido el cáncer, va escogiendo pequeñas citas que le dan luz (como las de Simone Weil, que estarán presentes a lo largo de todo el volumen), va dialogando quedamente con todo aquello que la ayude a comprender y trascender lo que vive. Pero la autora no sólo recoge su proceso interior en torno a algo concreto, también se une al dolor que padecen otras personas en distintas partes del planeta, como las afectadas por la guerra de Bosnia o la del Golfo. El conflicto en el propio cuerpo y en el cuerpo colectivo de la humanidad. 
 
    Hay una búsqueda intensa “de palabras reales y no discursos”, un deseo de estar atenta a los sueños y a sus significados, un impulso interno de esclarecer y poner luz en “la dureza de lo real”.
 
    Delfina compara al cáncer con “otras amenazas de nuestro tiempo que pergeñan en la oscuridad destrucciones totales”. Nos pregunta si no hay una manera de hablar de esta enfermedad que no sea el relato lastimero de los distintos achaques o el frío e indeferenciado lenguaje de la medicina. Y concluye: “Pero para hablar no es suficiente con vencer la reserva habitual; es preciso romper un tabú más fuerte que el tabú de la muerte, porque la experiencia de este mal de nuestro tiempo es una experiencia que nuestro tiempo no quiere pensar”.
 

    Amar el pasado, pero separándose de él, estableciendo una relación de independencia con lo que se deja: esa es la última lección que la autora nos ofrece en su bellísimo diario, y que queda resonando como un canto maternal en nuestra escucha. 
 
    Simone Weil es citada en diferentes momentos de la narración, y siempre aportará una mirada oblicua, un contrapunto necesario. Los fragmentos escogidos darán a la autora −y a nosotras− paz, profundidad, fuerza. Esa es la magia del diálogo con las mujeres sabias que nos han precedido, con las que −con su pensamiento− han apuntalado lo que se derrumba, con las que nos han dejado su filosofía como auxilio y herencia. Weil nos dirá a través de Delfina: “Para pensar la desdicha hay que llevarla en la carne, hundida muy adentro, como un clavo, y llevarla largo tiempo, a fin de que el pensamiento pueda hacerse lo bastante fuerte para mirarla”. Y es cierto, sólo quien experimenta la adversidad puede adquirir esa sabiduría capaz de sanar el alma.
 
    Y justamente esa es la bondad de este diario, abrir caminos luminosos a las que atravesamos cualquier embate de la vida, otorgarnos ese consuelo de hermana a través de las palabras precisas. No dejéis de leer “Lejos de los caminos trillados”, nuestro tiempo requiere un camino nuevo y obras como esta.

Marina Tapia


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