miércoles, 10 de julio de 2024

Reseña de "Diccionaria Una" en la revista Masticadores

Reseña de "Diccionaria Una" en la revista Masticadores.




Invitación a leer DICCIONARIA UNA

Transitar un libro tan luminoso, perderse y encontrarse entre las páginas de este delicioso diccionario, ha sido una de las experiencias más estimulantes y enriquecedoras de mi vida lectora, sobre todo en una época en la que se duda si las palabras pueden representar con exactitud nuestro trayecto como mujeres, nuestras sutiles o arrebatadoras sensaciones físicas, o aquella manera profunda y alambicada con que percibimos la realidad. Este volumen llega como un bálsamo reparador de las grietas y fisuras que dejan los que usan ásperamente el lenguaje, repitiendo con monotonía sus frases hechas, o sin revisión alguna; los que lo maltratan con frecuencia, los que no aprovechan su sabor ni las múltiples formas de abordarlo.

Este conjunto es un maravilloso regalo para todas −y todos−, casi una hazaña, una empresa audaz en la cual se ha embarcado un valiente grupo de poetas, un obsequio lingüístico que cosquillea y renueva nuestra psique.

¿Por qué no reapropiarnos del lenguaje? ¿Por qué no dar un nuevo valor a cada término ya desgastado, buscar un significado más hondo y verdadero a las palabras que entrelazan a los seres humanos? ¿Por qué no recuperar esa tibieza de los vocablos maternales o recoger su cualidad simbólica?

Si a comienzos del siglo XX algunos movimientos −como el creacionismo de Huidobro− se atrevieron a explorar la vertiente lúdica del lenguaje, lo hicieron partiendo desde el yo, desde el ego, guiados por un afán tanto de inventiva como de autoafirmación. En cambio, este es un volumen colectivo que parte de una premisa totalmente distinta: “Nace de la necesidad de recoger o crear palabras para experiencias femeninas que sentíamos que había que nombrar”, según versa en la introducción de esta primera entrega de DICCIONARIA, coordinada por Ana, Diana, Eva, Juana, Luz, Mara, Maribel, Nieves y Yaiza, y también por muchas otras mujeres de la Asociación Genialogías, que colaboraron de una u otra manera.

Algunas poetas de Genealogías. /Fotografía aportada por la autora

Los cinco sentidos, la poesía, la intuición, lo visionario, lo arcaico… son algunos de los elementos que conforman el territorio de este bellísimo compendio. En él está muy presente la infancia, dándole el valor que nuestras madres le otorgaron, recogiendo el “balsamar”, el “arrorró”, el “suatinar”, así como personajes de cuentos tradicionales, que prestan su cualidad más notable para volver a transitar nuestro mundo de adultas: “pulgarcía”, “luzhada”o “escobada”.

El perfil del humor, de la ironía y de la risa (que denuncia o revela alguna situación) está muy presente. Me he enamorado de términos como ‘Englorietá’: “Henchida por la lectura o escucha de un poema de Gloria Fuertes”; ‘Yermabuena’: “Por extensión, mujer sin criaturas que es dichosa, y por donde habla exhala olor a chicle de este aroma”; o ‘Matraquera’: “Presión social que martillea a las mujeres en sus decisiones sobre la maternidad”.

Y como las mismas compiladoras nos cuentan en el prólogo, “¡Cuántos nombres también para una amiga! Lucernaria, remedia, solera, ángela, balsarrama, asidera, madrina, comadre… ¡Qué escuela para nosotras! Es decir, qué alegría profunda de mujeres que nos reconocemos, en pie, aprendiendo juntas a vivir”.

Disfrutad de este libro, iluminaros con su hoguera viva, sentid la dulce sombra de María Moliner paseando por sus páginas, dad vuestra mano a la poeta Enheduana que, desde los albores de la escritura, compone sus himnos. Como los cánticos de esta sacerdotisa acadia, aspiremos a establecer un fuerte lazo con todo lo que nos rodea, buscando la precisión, la belleza del habla, que atrapa y libera al mismo tiempo la infinitud del mundo.

Marina Tapia

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